Claudia Sheinbaum se convirtió en la primera mujer Presidenta de México. La dimensión histórica del acontecimiento es indudable, se abre la puerta para que más mujeres accedan a los espacios de poder, es una señal que, por sí misma, tendrá que romper con la vertiginosa escalada de violencia que día a día ellas padecen. Es una oportunidad que no se puede desperdiciar.

El discurso de la Presidenta ante el Congreso de la Unión –por la mañana– y en el Zócalo de la Ciudad de México –por la tarde– deja una amplia lectura entre líneas. Hay que destacar el carácter social que mantendrá y se fortalecerá enfocándose en las mujeres, la primera infancia y el impulso de becas en educación de nivel básico.

Resulta positivo el planteamiento de reformas que buscan reconocer y fortalecer los derechos de las mujeres, la igualdad sustantiva, la eliminación de la violencia, la homologación penal del feminicidio en todo el país, esto habla de convertir en realidad una de sus frases: “no llego solo, llegamos todas.” Dándole voz a las mujeres que no tuvieron la oportunidad de alcanzar sus sueños y que fueron constructoras de nuestra nación.

No es menor el carácter científico que le dará a su gobierno con el impulso de energías sustentables, el garantizar agua para todos, el saneamiento de los ríos más contaminados y la reducción de la emisión de dióxido de carbono; se agrega el fortalecimiento de la educación a través de la Universidad Rosario Castellanos y la Universidad de la Salud, así como la implementación de la educación saludable, la cultura y el deporte.

Tres aspectos más hay que destacar: la defensa de la Reforma Judicial que es vista como la posibilidad de elegir de manera popular a los miembros de ese poder, de eliminar los privilegios y erradicar la corrupción; en el tema de seguridad pública destacó que no se pretende militarizar al país con la reforma que traslada la Guardia Nacional a las Fuerzas Armadas, pareciera que la Presidenta busca darle un sentido de estrategia y coordinación a la disminución de la inseguridad tal y como lo hizo en la Ciudad de México; y por último, la reforma electoral lo único concreto es la desaparición de la relección en los cargos públicos, pero aún no se sabe si se conservará la propuesta del “Plan C”: reducción del presupuesto para los partidos políticos, la eliminación de los plurinominales y hasta qué punto será modificado el INE, en estos aspectos se centrará la discusión de los próximos meses donde la Presidenta dejará ver su visión política que favorezca a su gobierno y beneficie a la continuidad de su proyecto.

El inicio del gobierno de la Presidenta Sheinbaum estuvo marcado por símbolos que hablan de su inteligencia política y del conocimiento que tiene de los factores de poder que debe tener en equilibro para mantener la estabilidad de su gobierno: el reconocimiento al liderazgo carismático de su antecesor; su capacidad de diálogo y pluralidad al incluir a la oposición en la recepción en el Congreso y el gesto político de saludar a la Ministra Norma Piña; la fuerza social que debe de mantener viva como agente principal de presión a los otros poderes y su estilo inteligente, científico y tolerante mostrado en el arranque de su gestión abre la posibilidad de construir un gobierno que dé resultados positivos para México.

Que el futuro planteado en el discurso se cristalice en la realidad de nuestro país, si esto sucede querrá decir, en seis años, que nos fue bien y que se vivió una auténtica transformación.

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

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