Existe un debate, que no es de ahora, sobre el futuro de la democracia en México. ¿Cuáles son los riesgos de que se debilite? ¿Qué probabilidades hay de que se fortalezca? El tema es profundo y no se puede cerrar únicamente a un punto de vista u opinión. El análisis del proceso político que se vive en México desde 2018 permite interpretar la realidad desde distintas ópticas y construir escenarios de lo que puede suceder.
Héctor Aguilar Camín, uno de los analistas políticos más agudos, ha publicado La dictadura germinal. Diario de la destrucción de la democracia mexicana (Debate, 2025), desde el título hay un tentador llamado a la polemizar y abrir el debate público.
Hay que destacar que este diario deja al descubierto la manera puntual con la que Aguilar Camín sigue los eventos que acontecen en la vida pública de México. El libro es la recolección de algunos de esos retratos y la interpretación, también, que él hace de los mismos, es este el punto que abre el debate: la forma en que analiza el día a día.
Hay discrepancias y coincidencias en los puntos que plantea. Como toda democracia, la nuestra está en riesgo, siempre lo ha estado. Pensemos en los riesgos del periodo anterior que narra Aguilar Camín: con Vicente Fox se doblegó el aparato de justicia y se usó al legislativo para intentar deshacerse de un adversario; con Felipe Calderón se utilizó al Ejército para iniciar la guerra contra el crimen organizado que vulneró el Estado de derecho y nos mantiene, en nuestros días, en una alarmante situación de violencia; con Peña Nieto la desaparición y la construcción de una falsa “verdad histórica” de lo sucedido en Ayotzinapa.
La dictadura germinal parte de una postura tajante: Andrés Manuel López Obrador ha sembrado en el camino los elementos necesarios para destruir la democracia. Aquí hay un riesgo en el análisis que no permite tomar en cuenta más puntos de vista. El lector del texto encontrará, únicamente, una postura: se está germinado una dictadura. Es viable que Aguilar Camín asuma este punto de vista, aunque a mi parecer no es del todo cierto.
En los últimos meses hemos vivido un cambio constitucional acelerado que tiende a la centralización administrativa y a la concentración del poder en el Ejecutivo como una solución con la que se intentan resolver los males que nos aquejan como país.
No coincido en que se esté germinado una dictadura en nuestro país, de ser así hoy no podríamos discutir nuestros puntos de vista sobre la realidad; reformas como la Telecom se hubieran legislado sin escuchar sobre los riesgos de censura que fueron borrados de la reforma aprobada; existen contrapesos económicos nacionales e internacionales; la relación con los Estados Unidos es un freno a decisiones antidemocráticas; la misma sociedad civil se consolidará, con el tiempo, en la voz que sea el freno al poder concentrado en un partido hegemónico, lo menciona Aguilar Camín al hablar de la movilización de las mujeres “se trata de un cambio madurado largamente, no incluido en el discurso de la llamada 4T: el cambio de las mujeres de México, que se hicieron presentes en las calles un día y se ausentaron de sus trabajos al siguiente, no convocadas por un partido, ni por un gobierno, sino por ellas mismas, por sus redes…”
Héctor Aguilar Camín abre el debate: ¿democracia o dictadura? Me parece que seguimos viviendo en una democracia con cambios sustanciales y con riesgos inminentes, pero veo en la sociedad civil la posibilidad de un contrapeso, que todo poder necesita, real y que inevitablemente terminará por convertirse en partido político de oposición. Mi generación creció con la democracia y muy difícilmente permitiremos se pierda lo ganado. Hoy, a diferencia de cuando estaba el régimen del PRI, existe más posibilidad de denunciar y opinar, de virilizar la indignación, gracias a las redes sociales. Se va a transformar la democracia pero no en una dictadura.
Hasta aquí Monstruos y Máscaras…