Tú eres un adult@ y hoy quiero pedirte que no me quites mi vida. Esa vida que Dios me dio, la vida que algún tiempo vivió dentro de mi mamá, y que tenía todo para crecer san@, para vivir sin violencia que me mata de miedo.
Cada once horas un menor es asesinado en México. La violencia, antes dirigida principalmente a adultos, ha alcanzado con brutalidad a las infancias. No me robes mi infancia con esa violencia sexual que me destroza y no logro entender.
¿Por qué me lastimas de esta manera si yo te amo?, si eres esa persona que vive bajo el mismo techo y siempre pensé que debías cuidarme y respetarme. Que tus brazos eran para protegerme y abrazarme, no para violar mi intimidad y abusar de mí, y luego pedirme que guarde silencio porque es nuestro "secreto".
Quiero que sepas que con esta violencia me matas cada día, porque matas mis sueños, mi confianza, mi alegría. Porque no me atrevo a contarlo y me siento culpable y suci@. Déjame vivir y no me mates reclutándome para ser sicari@, halcón ni para cavar fosas en las que yo también algún día terminaré.
Ahora trabajo para ti y tu grupo criminal, y en lugar de jugar, me has enseñado a matar y a dejar de sentir. El miedo es mi compañero cotidiano. En lugar de jugar e ir a la escuela, me obligas a avisarte si algún extraño se acerca, y paso mucha hambre. Quiero regresar a mi casa pero me tienes bajo amenaza. Te he visto asesinar a otros niñ@s.
Lo que más quiero es salir de aquí, de este campo de muerte, pero es imposible lograrlo. Y si ya no quiero pasar tanto frío, hambre o estar bajo el rayo del sol por horas interminables, debo convertirme en sicario para lograr que me trates mejor.
Según la organización “Tejiendo Redes Infancia”, se estima que se han reclutado anualmente entre 35 y 45 mil niñas, niños y adolescentes, ofreciéndoles promesas de dinero rápido y protección, lo que los lleva a integrarse a grupos criminales.
Me has arrebatado mi vida cuando en tus redes de trata vendes mi cuerpo tantas veces al día que he perdido la cuenta. Soy aún muy pequeñ@, pero los días son eternos para mí, y si me resisto, sé que me vas a golpear y tus castigos son horribles.
Hace apenas unos días nos llevaste a una playa, y eso me dio un poco de alegría. Mi mamá y mis dos hermanitas volvimos a sentir el agua que nos mecía con sus olas, pero solo fue un engaño para que en el camino de regreso asesinaras a mi mamá, y aunque tratamos de defenderla, nos amenazaste y a sangre fría acabaste con su vida.
Entonces nosotras nos abrazamos porque sentíamos el terror de la muerte y de tu odio. A los pocos minutos nos obligaste a bajar del auto y nos asesinaste sin importante nuestros ruegos y llantos.
Si lees estas líneas, no sigas de frente por favor. Te pido que hagas un alto y te sumes a quienes están actuando para evitar estos homicidios y estas violencias que me roban cada instante.
Quiero ser una niña, niño o adolescente a quien se reconozcan sus derechos, y vivir en una sociedad donde en verdad exista y deje de ser invisible. Quiero dejar de ser una mercancía, un ser humano desechable para quien en cualquier momento, me pueda asesinar.
Quiero vivir, merezco vivir y VIVIR con mayúsculas. Tú adulto, Ayúdame para que en lugar de ser una víctima más, sea una niña, un niño, un adolescente que cumpla sus sueños.