El crimen organizado y sus historias retorcidas de venganza y sangre se asoman (no todas) en los vericuetos de la red online, para los que tienen la paciencia de buscarlas. Sin embargo, hay mucha adversidad para dar con ellas en el espectro, no obstante, libros y premios sobre el tema: los escuchas que vigilan los movimientos de la droga en Baltimore y las pandillas que las comercializaban, los ojos de los policías, traficantes, consumidores y agentes de la ley.
El papel siempre corrupto del gobierno no deja de estar presente en esta radiografía maligna (“The wire”) de una sociedad creada por David Simon, que ha sido demoledora desde su lanzamiento hace 22 años.
La cadena que la emitió por cable, HBO, la volvió un clásico como cintas que corrieron en paralelo como “Serpico” y “El rey de Nueva York”. Esta serie todavía es considerada como la mejor en su género por publicaciones influyentes como “The New York Times” y “The Guardian”, cuyo reparto incluía actores populares, así como grandes estrellas. Un magistral reparto que debutaba por aquellos tiempos cambió para siempre los dramas policiacos y sentaron las bases de una nueva y más audaz televisión, que utilizaba los medios más tecnológicos en este concluyente drama policial de contundente guión.
Otras es la magnífica y reciclada “Breaking bad”, con cinco temporadas y 62 episodios ya clásicos. En el bajo mundo en donde un viejo profesor (Brian Cranston) y un catártico e impredecible exalumno suyo (Aaron Paul) se dedican a fabricar anfetaminas para asegurase un cierto futuro, en una historia bizarra de un producto de audaz barniz, de drama moral muy violento, malicioso y muy peligroso, tanto para buenos, malos y peores personajes, en un excitante panorama cultural demasiado peligroso, de lo que podrá considerarse casi un guión perfecto donde ahora reina el fentanilo.
“The shild” justifica con creces sus siete temporadas y 88 episodios, que es un coctel explosivo de crímenes, drogas, extorsiones, asesinos en series y salvajadas perpetradas por el detective Vic Mackey (Michael Chiklis) y metodología para corromper y aplicar dolor, en una perturbadora serie muy violenta e inesperada.
No se puede dejar de mencionar, aunque no son una serie, sino una trilogía y apología a la vez del uso y posibilidades ilimitadas del thriller poético, que ofreció en 1989 John Woo con “The killer”, con unas muy recordables coreografías de balazos y muertes de una sola toma, en un nada velado homenaje a grandes del género como Jean-Pierre Melville y Martin Scorsese. Las todavía memorables tomas de acción ya forman parte de la historia del mejor cine de acción que se ha filmado hasta el año pasado, que el propio Woo hizo remake de la clásica que le dio fama y honor no sólo a él, sino al trepidante cine ochentero que se hacía en Hong Kong.
“A better tomorrow” y “Hard boiled”, son modelos irrepetibles del más palpitante cine de acción jamás filmado. Imperdibles en este mundo sin pies ni cabeza de la era digital.