Con pocas plataformas digitales que verdaderamente tienen conciencia de la situación que se atraviesa por la pandemia, y con películas de dudosa factura, entre estrenos abominables y catálogos de segunda y tercera, las series se han vuelto la opción ideal para los fans del cine, que no ha volteado a verlas, a pesar de sus interesantes y novedosas propuestas.
Por eso es que ahora, entre el confinamiento obligado (y poco respetado por el mexicano bravo) una muy buena opción para ver series y miniseries, de esas que atrapan por su trama argumental, su valor histórico y por arriesgarse en esos saltos mortales de presentar tratamientos que son pocos usuales en historias aparentemente convencionales, y que se vuelven sorprendentes.
Sin irnos a las clásicas instantáneas de varios géneros como The wire, Los Sopranos, Breaking bad, El fugitivo, El escudo, House of cards, Twin peaks, Twilight zone, Other limits y los X-Files, Dexter o House.
El mago del suspenso, Alfred Hitchcock, está disponible con sus viejas y extraordinarias historias cortas realizadas para la televisión de 1955 y rescates que llegan hasta 1985.
La modernidad del crimen organizado tiene como lección de fidelidad bizarra apologías de auge y caída de la mafia, y ese cheque al portador que es el narco y sus carteles, con el patrón del mal a la cabeza, son imperdibles.
El homicidio y sus variantes, narrados en primera persona por notables asesinos en serie, como Bundy o Lucas, también se han vuelto filones inagotables.
Pero nada como los thrillers de serie negra, melodramatizados para gozar por partida doble. De estos destaca la trilogía de Fargo, como homenaje a la mitológica película de los hermanos Cohen.
Las insospechadas vueltas de tuerca y lo casi increíble de sus propuestas para que la sangre fluya, no tienen paralelo en audacia y resolución; tal y como pasa con Mindhunter.
Hay también miniseries en tono de docuthriller, estructural y emocionante, como Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía, mini serie argentina real sobre el fiscal que prometió llevar a Cristina Fernández de Kirchner a prisión, y que dos días antes apareció muerto en circunstancias muy dudosas, o Genio del mal.
Aquí en México el amiguismo, los compadrazgos y A la buena de Dios” son la mejor fórmula para producir series de inmundicia pestilente como Ingobernable, La casa de las flores o Dragón.
Eso sí: mucha producción de primer mundo para vender la pedestre historia de siempre: volverlas telenovelas o culebrones interminables. Hay que tener cuidado con lo que se ve. Advertidos están.
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