Con los rockumentales, casi siempre es muy difícil quedar bien para beneplácito de los fans, sobre todo si saltan las referencias no sólo de la época y los tratamientos históricos de las imágenes y el punto de vista de historiadores, guionistas, directores y hasta fans. Secretamente, estos últimos casi quieren historias y tratamientos a modo. De ahí la recomendación o el descredito y los calificativos movidos por el fanatismo y el enojo por si faltó algo clave, y por lo que finalmente quedó en la pantalla. Incluso hasta el subtitulaje cuenta.
Para ejemplo, la abusiva (en cuestión de tiempo de pantalla) dictadora visión de Paul McCartney dándole rienda suelta a un Peter Jackson -que dirige más como fan que como cineasta- el trabajo del cuarteto de Liverpool en el estudio durante la grabación de “The Beatles: Get Back”. El rockumental logra ser placentero para unos y una maldición para otros.
Al final, para unos tiene más mérito lo filmado originalmente por Michael Lindsay-Hogg en 1969, que lo retomado y maquillado por Jackson bajo las órdenes del “Maca”. La verdad, se necesita mucho temple y paciencia para verlo de una sola pasada.
Otro de los santones de este tipo de megalómanos rockumentales es David Bowie, de quien se acaba de estrenar “Moonage daydream”, de Brett Morgen; el de “Montage of heck”, sobre Kurt Cobain; y el “Crossfire hurricane”, de los Rolling Stones.
Bowie es desmitificado y vuelto a mitificar, luego de cinco años de trabajo e investigación sobre “Ziggy stardust”. Los familiares y colaboradores del “Duque blanco” hablan según les fue en la feria espacial con el protagonista de varios cambios fundamentales en el rock.
Obviamente, dada su complejidad, ha merecido pocas pantallas en los cines y los bucaneros de siempre se han retrasado con la salida de este impresionante rockumental hipnótico y muy complejo trabajo del también protagonista de un compromiso complejo y revelador de la BBC, de lo mal que trataba a sus “Arañas de Marte”.
Se trata de 135 minutos sumamente ambiciosos de revelaciones y complejidades sobre tal vez, la mayor estrella de la música y las artes, de la que uno de sus mejores momentos de cambio fue la película “Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”, de D. A. Pennebaker, que la volvió un clásico insuperable.
El que no tiene para cuando salir es el “Becoming Led Zeppelin” (2021), de Bernard MacMahon, con más de dos horas de pietaje histórico sobre “El dirigible”, anunciado en 2019, con un acceso a los archivos del grupo sin precedentes. Los demás trabajos de Zeppelin, incluyendo el filme de 1976, “The song remains the same”, pasan de la simple historia a la revelación. Su estreno “oficial” fuera de concurso en el Festival de Venecia, ha hecho que sólo unos cuantos la hayan podido ver.
Tras varias fintas de Jimmy Page, su guitarrista e inventor, sobre el estreno y su salida en blu-ray, ha despertado la ira de muchos de sus fans, que ya han perdido la paciencia o poco les falta, ante este desacato del rock and roll, y esperan su ya de por sí retrasado estreno al costo que sea. Por lo pronto, sus aguerridos fans sólo han quedado a expensas de lo que les quiera mostrar YouTube.
Y mientras esperamos, Netflix acaba de estrenar el “Travelin' Band: Creedence Clearwater Revival at the Royal Albert Hall”, de la mítica banda en el fabuloso Royal Albert Hall, con narración del actor Jeff Bridges. ¿Así era el Creedence? Pues parece que sí. No llega a la pelea final porque ya se está trabajando otro rockumenal en ello.