En lo que ya quedan pocos vestigios de cómo era: la zona de intercambiadores originales de discos en el tianguis del Chopo , mínimo ahora hay un par de mesas con la negrura y el logotipo del sabatino centro de tertulia y sorpresas, para quien quiera llevarse algo que no sea sólo música , videos y parafernalia roquera conocida y por conocerse: los libros.
Algunos autores llegan a tener sus presentaciones en el lugar, mientras a otros les llega su sábado de gloria donde venden y firman ejemplares que luego se vuelven de colección.
Uno de ellos es Raúl Esquivel, conocido también como Rock and Rul , columnista del colectivo Insurgencia Magisterial, que como se indica en su página web, es un repositorio de noticias, análisis para la acción ciudadana y periodismo de investigación.
En su haber tiene, bajo el auspicio de Angelito Editor, cuatro esmerados y bien presentados libros de mini crónicas, historias citadinas y rocanroles en corto que tienen que ver con personajes de la escena nacional, muy identificables.
Ondas asfálticas & rocanroles caminados son curiosidades entre retratos malhablados, crónica urbana y testimoniales instantáneos, en apenas 40 páginas. Su secuela: Sueños asfálticos (2020), son ráfagas de historias cortas de rock apoyadas en un prólogo de Zabé Covarrubias, presentación de Fausto Arrellín y testimoniales de Alejandro Lora, Arturo Meza y hasta el “Brujo Mayor”, el también inventor, Javier Bátiz .
En una especie de desaforado toquín, se dan la mano música de rock nacional y urbano, pancracio, terquedades, hoyos fonquis y personajes desmesurados, como Paco Gruexxo , entre otros roles.
Su tercer volumen, Histerias asfálticas 2 (2022) continúan la saga con una dedicatoria que no tiene lugar a dudas: “Me comprometo a escribir sobre la banda, el barrio, las mamadas gubernamentales y amar el rocanrol. Y si así no fuere… Que el bolillo duro, los toquines, el kilo de tortilla, la jodidez social, la banda, el ñero y el amado rock mexicano me lo demande”.
En más de 30 ráfagas de lectura corta, algunas ilustradas, pasan revista bandas, faltas a la moral, pulcatas legendarias; Warriors, portazos, halcones y teporochos . El lenguaje es banquetero en estas crónicas de asfalto menor marginal del que se define como pseudoescritor y mamador del rock.
El cuarto de la serie: Viejo rocanrolero , las narra un viejo rocanrolero con relatos de primeras manos de, por ejemplo, el célebre halconazo del 71, tocadas, y toquines de ciertas personalidades de base y emergentes que han hecho rodar al rock nacional.
Hay cierto protagonismo temático y muchas menciones a gente que está y otros que no debieran, en un territorio de egos muchas veces agradecidos y otros mal entendidos: Dime cómo te llamas y te diré quién eres. El autor tiene en sus redes sociales un confesionario en donde todas las opiniones buenas, malas o peores sobre lo que escribe, son bienvenidas.
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