Charlie Monttana, rey de las casacas glamurosas de los barrios marginales, que se fue al edén del rock en 2020, vive ahora en las plataformas digitales y sigue siendo un personaje entrañable de ese México desconocido
El 28 de mayo de 2020, Charlie Monttana, el Vaquero Rocanrolero, Novio de México y Elvis del Vive Latino, se fue al edén de rock mexicano con una muerte inesperada.
El que se iniciara con el grupo Perro Negro para luego alinear con Vago, de Rodolfo León y de ahí pasar a cantar con Mara, invitado por Toshiro Midori, fue uno de los roqueros más auténticos del viciado medio nacional.
Su voz rasposa y aguardentosa, sus extravagantes vestimentas, la alocada melena rubia y una escandalosa cantidad de rolas netísimas duraron años de desmadre.
Nacido en 1963 en la colonia Guerrero, la del famoso “Caníbal”, Monttana fue por azares del rocanrol representante nacional del famoso bourbon Jack Daniel’s y, por supuesto, vetado en el lugar del whisky en Polanco, porque lo consideraban un naco, a él que era un auténtico glam de adaptación Nezayork.
Su carrera discográfica iniciada en 1996 duro hasta 2019, y aportó una auténtica estética de la naquiza (Carlos Monsiváis dixit) con memorables rolas tan inexplicables como divertidas que, en el Chopo, cantaba gratis y que cobrara en dólares en sus constantes giras a la Unión Americana.
Su paso por la vida urbana rocanrolera dejó claras muestras de ingenio a la hora de componer temas ásperos como “Estas bien loca”, “Empanízame la mojarra”, “Tu mamá no me quiere”, “No te mueras en mi casa”, “Bájale de huevos”, “Vaquero rocanrolero” y otras tantas en una discografía alucinante de más de una veintena de LP.
Todo mundo quería estar presente en sus compilados de duetos, pero pocos fueron los escogidos para pitorrearse de todo con él.
YouTube tiene disponibles sus muchas actuaciones en diferentes foros como el Vive Latino, el Blanquita, El Lunario y mucho de territorio de Ecatepunk, Minezota e Iztapalacra.
Si algo tenía un plus casi siempre en sus conciertos, era su idea de producción con apetitosas nenorras vaqueras de buen ver y repartición de gritos y sombrerazos.
Sin embargo, los rockumentales que mejor lo ponen en mejor tesitura son primeramente el “Akiestamos” (2012), de Alejandro Ramírez Corona y el “Soy yo: Charlie Monttana” (2020), de Ernesto Manuel Méndez.
En el primero va en superlibre con la Ultrasónica y Kumbia Queers, Ali Gua Gua y el mariachi trompetista, ex Salón Victoria y Twin Tones: Montesinos.
En tanto que, en el segundo, hay un marcaje personal ideológico y poético de su vida diaria dentro y fuera de la cancha del rock.
Sus varios directos en DVD son un agasajo, lo mismo que sus reality shows.
Sobresaliente y modesta figura de culto que no iba en tren, ni en avión (sólo a los Yunaites) sino que viajaba en Metro, Carlos César Sánchez Hernández, Charlie Monttana, fundamental de Ecatepunk y rey de las casacas glamurosas de los barrios marginales, vive ahora en las plataformas digitales y sigue siendo un personaje entrañable de ese México desconocido. Muchos lo lloraron (y de esas lágrimas, surgieron tremendos cocodrilos) pero pocos lo conocieron a fondo de botella.