Se trata de una de las mejores sorpresas desconocidas del rock mexicano underground que Enrique Pescador y Héctor Martínez practican en el home studio La Escotilla, Ecatepec.
Influidos por el atormentado y tenebroso cantautor californiano, Daniel Johnston, y por el fallecido Armando Vega Gil, han producido y vendido de mano en mano su curioso y mal bien intencionado material.
Enrique canta y toca varios instrumentos, Héctor hace las bases rítmicas con cajas de ritmos, baterías y percusiones.
Su sonido es garagero rupestre, no se esperen la gran producción, pero se compensa con mucha idea en las letras de canciones breves, pero sustanciosas. Al dueto “aquí le tocó vivir” y sufrir las condiciones para mantenerse haciendo discos casi artesanales, pero con un plus honesto.
En 2018 sale su primer disco homónimo con 12 temas, entre ellos el divertido y cáustico velado “Críticos de rock”.
En 2020 hacen un CD tributo a Daniel Johnston (Peace on destroyed planets) en inglés con una temática entre amor, desamor, superhéroes de cómic e ímpetu religioso.
En ese año aparece también Segundo piso con canciones como “El amor en tiempos de Facebook” y experimentos sonoros como “Asco moral”. La rola de reflexión da título al disco y una versión a “Mírame desaparecer”, de Gerardo Enciso.
Este año acaban de sacar Mal plan con algunas canciones quisquillosas, rezongonas y préstamos autorales de versiones a números de Paco Huidobro, Size, Federico Arana, Dylan; más un homenaje al avandarazo que llega a su 50 aniversario. Esta es una especie de grandes éxitos desconocidos en el compilatorio de retrospectiva titulado Neutrinos.
Actualmente están en busca de un patrocinio urgente para agenciarse una computadora nueva y que vea la luz su nueva producción Prudencia y adelante, realizado, como todos los demás, en casa. Los discos tienen atención personal directamente de sus autores en el Face Neutrinos o en su correo neutrinoslofi@gmail.com
Se trata de uno de los pocos grupos que, de alguna manera, entienden la promoción.