Entre la “vieja pandemia” y la poca productividad de algunos label managers trabajando a distancia, maniatados por disqueras poderosas, el futuro pinta incierto para oír las nuevas y viejas producciones de una camada de rockeras salidas primero de YouTube y confirmadas luego por Spotify, Amazon Music y otras plataformas.
Los que quieran saber lo que viene de fuera en estas seductoras y algunas estruendosas voces femeninas pueden asomar los oídos a estos espacios, donde está su material discográfico como guía imprescindible para luego mandarse hacer sus discos a la medida.
Las sorpresas pueden ser mayúsculas si se les pone atención a talentos desconocidos para nuestro México, sólo en determinados estados.
Estas cantautoras, nunca antes editadas por aquí, son muy diferentes. Las propuestas de estas trabajadoras del rock, del country y del pop son de lo mejor que puede escucharse en voces de sus perpetradoras: Kathleen Edwards, Tift Merrit, Tanya Donelly, Hem, Shannon McNally, Sarah Harmer, Lilly Hiatt, Amy LaVere, Beth Hart, Laura Kantrell, Diana Jones y otras tantas “desconocidas” para los que no saben o no les gusta explorar otros territorios.
Muchas de estas hembras se mueven en territorio estadounidense, en pequeños clubes, cafés cantantes y circuitos de festivales de la especialidad como el Austin City Limits, donde cargan con sus discos y conciertos en DVD, para promoverse.
Lo esencial es conectarse con los cazatalentos y conseguir firmar en algún sello de prestigio (lo cual ya ha conseguido la mayoría). Ya en otro rango está la primera de la división del rock, blues, jazz, soul y lo que le dé la gana a sus potentes e intensas voces, como la sin par de la de EU, Beth Hart, que ha hecho asociación de talentos con tipos como John Bonamassa.
Su álbum de 2018 en directo en el Royal Albert Hall, donde demuestra habilidades vocales insospechadas y pasión en la interpretación, es algo único.
Una de sus hazañas más recientes es el tributo que le ha hecho a la banda inglesa Led Zeppelin (2022), donde vocalmente se cuadra ante la Harth, hasta el propio Rober Plant, con una selección impecable de canciones emblemáticas del dirigible como “Whole lotta love”, “Kashmir”, “Black dog” y “Stairway to heaven”.
Entonces la pregunta es: ¿Si son tan buenas componiendo e interpretando, por qué no se editan sus discos aquí?
Estamos acostumbrados a la media tabla que ofrecen cantantes que desde hace tiempo llegaron a su nivel de competencia como Julieta Venegas, Ximena Sariñana, Carla Morrison, Natalia Lafourcade y otras asalariadas del rock nacional, cuando hay gente relegada a catastróficos segundos planos como Ceci Bastida, Madame Recamier, Tere Estrada e incluso la mismísima Kenny Avilés, Ely Guerra y Nina Galindo, a quienes no se les ha dado la oportunidad como debe ser.