La muerte de este músico y diseñador alemán ocurrida hace un poco más de cinco semanas en algún lugar de África (presumiblemente, Egipto) ha puesto en entredicho la sabiduría popular de unos cuantos, en el tianguis del Chopo, que presumían de conocerlo durante su estancia en la ciudad de México.
Su fallecimiento les pasó de noche a los que viven sólo de tópicos, mitos y leyendas.
Sin embargo, el disco de Kaleidoscope, editado por Orfeón, llegó a hace algunos años a costar unos 70 mil pesos y su sola portada 10 mil.
Bodo Molitor la diseñó y es verdaderamente horrible, aparte de que también sacó un disco propio (Hits Internacionales, 2017), con una funda exterior muy similar.
Encima cayó la leyenda de que se trataba de un grupo mexicano, cosa completamente falsa, ya que procedía de Santo Domingo.
Hace tiempo, Manuel Álvarez, editor independiente, imprimió mil ejemplares numerados y tiene preparado, para quién sabe cuándo, sacar una edición en compact disc, con un booklete con la casi verdadera historia de la grabación, escrita por Rubén Sano.
Entre tanto, circulan algunas réplicas en ediciones de CD, en tamaño compacto y mini LP.
Todas las historias que se cuentan del Kaleidoscope (las de José Luis Pluma, de Conecte; Frank Tirado (el vocalista del grupo), José Luis Garnica (coleccionista y vendedor), Andrés Ramírez (vendedor de discos en la calle de Balderas), Ramón García (coleccionista y también vendedor), Armando Blanco (fundador de Hip 70), Ulises Mavridis (músico e historiador) y Toño Pantoja (fundador del Chopo) tienen su parte de verdad y de mentira, con mucho de exageración.
Todos los relatos y chismes que se tejen alrededor del Kaleidoscope, incluyendo los nuevos, tienen mucho de verdad y misterio.
Molitor nunca reveló por qué hizo esa portada, ni cómo los de la disquera Orfeón la sacaron con tan sólo un tiraje de 200 discos; de ahí su exorbitante cotización en convenciones de coleccionistas, donde hasta los discos con otros sellos discográficos, venden fuerte, como los del sello Ciruela.
De vez en cuando aparece por ahí algún ejemplar en la caja de los discos del padre o del abuelo, y todos quieren sacar raja.
Muy pocos son en realidad los que de la primera camada del Chopo conocieron a Bodo Molitor y ahora, otros se quieren poner el saco.
Total, que Kaleidoscope es un LP muy codiciado en el ámbito psicodélico y premio gordo para quien lo pueda encontrar en buen estado.
Lo que se dice del vinilo es responsabilidad de quien lo dice y hay quienes viven de presumirlo y contar las historias que de él se manejan.
P.D. En el apartado de los rockeros muertos más llorados, aquí van algunos que me faltaron, y que ya residen en el cielo (del inferno como Jesús Corona (Isis), Lalito Tex (de Tex Tex), Juan Carlos Novelo (alguna vez de la banda de Jaime López y Kerigma), Tavo Limongli (Resorte); Rogelio Gómez (Ansia) y Mario Rivas (MCC).
Sólo falta que salgan en una colección de estampitas.