Mientras Universal Pictures quema cartuchos por un muy buen thriller de acción (Nobody) que, por la pandemia, ni siquiera se ha estrenado oficialmente, en la calle, los interesados ya lo vieron en DVD o Blu-ray. Que sea una buena película o no, depende de los gustos de la violencia salvaje, retorcida y casi descontrolada escrita por el guionista de John Wick (Derek Costaid) y dirigida por el videoclipero Llya Naisshuller. Lo mejor: su protagonista, Bob Odenkirk.
El tipo, para inequívoca referencia, es la estrella (Saul Goodman) de la precuela de Breaking bad: better call Saul, de la que los primeros 50 episodios hablan muy bien de sus primeras cinco temporadas.
En Nobody el tipo interpreta a Hutch Mansell, un cautivado perdedor que no le responde a su familia cuando entran dos asaltantes a su casa. Sin embargo, una vez envalentonado, se vuelve una máquina golpeadora de exterminio imparable.
La trama, que pasa de la tontería a la comedia ácida, y del humor negro a la brutalidad de los golpes secos, es una maravilla en cuanto a una cuidada edición vertiginosa de pulcras coreografías. No queda claro quién es el tal Nobody, pero es lo de menos cuando se está en medio del puro entretenimiento. El buen Hutch tiene a un padre recluido en un asilo (Christopher Lloyd) el doctor Emmett Brown, el de la trilogía de Volver al futuro, a quien le urge apretar el gatillo de escopetas y pistolas.
Además, tiene a un asesor externo conocido como El Barbero (Colin Salomon) y a su némesis: Yulian Kuznetsov (Aleksey Serebryakov), un ruso mafioso hiperviolento que, además baila, canta y cuida los millones de una especie de gremio mafioso de la tercera y cuarta edad. La cinta harto disfrutable que reclama más sangre, ha traído de vuelta a Michael Ironside, el de la memorable Scaners, de David Cronemberg y a la guapa danesa madura, Connie Nielsen.
Sus efectos visuales son hipnóticos, y la pelea dentro de un autobús donde Nobody decide partirles la cara a unos rusos jóvenes, es de una diversión escalofriante y muy inteligente en su puesta en escena. Los guiños del cine de acción no sólo resultan finamente explotados sino que se ve que detrás de ellos hay algo del factor sorpresa inteligente, que parece ya haberse agotado en el género.
Muchos se preguntan si habrá secuela. Ojalá, porque obras hiperquinéticas de acción como ésta no se filman a diario. Lo que es un hecho es que sucederá si es que la nueva casa del protagonista y su familia tiene sótano, de preferencia, grande.