No se trata de un libro nuevo, pero sí muy novedoso editado en 2019 por Mario Domínguez Alquicira: Las plantas del diablo. Un recorrido a través del cine, la literatura, el psicoanálisis y la filosofía, para Ediciones Navarra.
Alquicira, psicoanalista, profesor de filosofía social y docente de la Universidad La Salle, es también rocanrolero y amigo de Jarris Margalis (Mistus, Jaguares…) y de Arturo Meza, de los que ha escrito libros biográficos antológicos. Ahora, en cuatro vastos capítulos, salen a la luz las drogas, los monstruos que crean, los géneros que trastocan y más, con muchas películas referenciales.
El cine en sus muchas facetas entra al quirófano como demonio, droga, terapia, adicto y zombi, haciendo escala en determinadas yerbas como la marihuana y cómo ésta ha dado lugar al cine de hierba buena y mala. Todas las películas ejemplificadoras del fenómeno tienen algún polvo que las ha acompañado en su devenir histórico, o los residuos que les ha ocasionado el alcohol, el ácido lisérgico y los géneros a que han dado lugar. El autor no discrimina y ejemplifica con algunos géneros que han llegado para quedarse, como el “narcocine”. Los ejemplos escogidos por Alquicira son tradicionales y algunos de culto, incluyendo la genial El infierno y el panorama internacional con Miss Bala, Tráfico y Sicario 2: Día del soldado.
Muy bien documentado, el libro de Alquicira ejemplifica también en el panorama cinematográfico internacional de la guerrilla controlada de la ruta de las drogas. Los grandes nombres de directores internacionales aparecen de tajo en ejemplos clave de cine de encontronazo genérico y temático. Polémica y sorpresa, tanto por nombres de realizadores, películas, sexo en forma de adicción, ensayos, tratados (entre ellos, los de Luis Astorga) y documentales adyacentes al tema conforman un panorama totalizador del fenómeno.
El libro incluye una gran bibliografía de fuentes consultadas y una filmografía referencial mundialque cierra con selección de posters a color de muchas de las cintas comentadas en el volumen, que llegaron para quedarse en el torrente sanguíneo de muchos cinéfilos.
