Alguna vez le dije a Juan: le debes a tu público roquero un libro de tus crónicas roqueras de los años 70, que muchos siguieron en determinado tiempo en el suplemento “Sábado” de Uno más uno.

Esas, que luego fueron recuperadas en una primera edición del Fondo de Cultura Económica, bajo el título de Tiempo transcurrido.

La respuesta de Villoro y de su especial humor se resumió en un: “Es que no sé dónde están. Creo que deben estar por ahí, en una caja de galletas Gamesa en casa de mi abuela”.

Resulta que, arreglando mi stock cultural, me encontré con todas ellas en versión de fotocopias que desde luego irán a parar a sus manos.

Hay ligeros bemoles o ajustes de cuentas entre la primera edición (1986) y la más reciente (2015) de Tiempo transcurrido (Crónicas Imaginarias), como un álbum de vinil y un CD grabado en directo con 12 narraciones de lo también conocido como “Mientras nos dure el veinte” (un performance de canciones contadas con el propio Juan como narrador de sus historias) y música de un Caifán: Diego Herrera, más bataca de otro, Alfonso André, en vivo desde el Museo del Chopo.

A él también se deben la selección y el prólogo del libro La poesía en el rock (1976) y los extraordinarios e ilustrativos guiones del programa radiofónico El lado oscuro de la luna, 1977-1981 (que hizo en colaboración con Claudia Aguirre y Carlos Uranga).

Otro trabajos fundamentales es El rock en silencio (textos de Humanidades 21, Difusión Cultural UNAM), con selección, traducción y notas de Claudia Aguirre Walls y él mismo.

Ese Tiempo transcurrido, el de los teléfonos públicos, mientras duraba el veinte, es el eje de estas sabrosas e intimistas historias cortas, en donde los fans de Villoro se van a encontrar con muchos de los textos originales de las Crónicas de los setentas y con el anexo de las cinco partes y conclusión de La Rebelión Gandalla, en un México donde paradójicamente, el punk era también una marca de zapatos.

Vida íntima y rock privado de algunos protagonistas contraculturales escogidos de aquellos años libres de Internet, plataformas y demás aplicaciones esclavizantes, forman parte de este compendio de usos y costumbres donde la información emanaba del placer de la lectura.

Esperemos pronto ese resumen roquero de Juan, al margen de las historias paralelas de su El vértigo horizontal. El Apóstol del rock y discípulos le agradecen de antemano.

pepenavar60@gmail.com

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