Este mes no deben perderse, sobre todo en el ámbito documental, “bios” en forma de mini series sobre la realeza del cine americano, como la personificada por Clint Eastwood.
Las nueve partes que componen el legado de este ícono insustituible del cine americano son un verdadero deleite. Hablan de Harry, el sucio: Martín Scorsese, Leonardo DiCaprio, Mel Gibson, Spielberg, Kevin Costner, Schwarzenegger y Gene Hackman, entre otros. La octava década del actor y director recorre lo esencial de su carrera, iniciada con sus ojos en la cinta Serie B, Tarántula.
Al gran trabajo de dirección de Gary Leva, hay que agregar una reciente entrega: Clint Eastwood La última leyenda, un documental de la francesa Clélia Cohen que se mete en más de 70 años de la carrera de este ícono de Hollywood. La complejidad, éxito y vicisitudes del mito son exploradas con amplísima profundidad: reúne intervenciones del propio Eastwood complementadas con palabras de Sergio Leone, Michael Cimino, Don Siegel, Meryl Streep y el “Ciudadano Kane”, Orson Wells.
Otra recomendación que vale la pena, es la mini serie de cinco episodios que se vuelve a meter en los turbulentos tiempos políticos de Richard Nixon, rescatando la historia real de los saboteadores, a los que les tocó hacer el trabajo sucio para Tricky Dicky en Watergate, y cómo estos, accidentalmente, se cargaron la presidencia que estaban tratando de salvar. El reparto es encabezado por Woody Harrelson, Justin Theroux y Nelson Ascencio.
El horror gore visceral tiene para los fanáticos del género la secuela de la trilogía Posesión infernal (El despertar del diablo), una saga de Sam Raimi que revolucionó el miedo y el horror en su momento (los 80), catapultando luego la figura de Bruce Campbell. La nueva pesadilla de horror apenas retoma parte del miedo original de la serie.
Para los seguidores de toda la serie del agente 007, James Bond, está el documental sobre seis décadas de la música del notable agente secreto. Va desde declaraciones juradas de archivo y el notable trabajo de talentos como John Barry, Paul McCartney y Marvin Hamlisch. No se trata de un análisis a profundidad sobre la música, pero sí le gustará a los fans.
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