En 1984 Troma films, la naciente compañía fundada por Michael Hertz y Lloyd Kaufman, estrenó en Estados Unidos la primera película de El vengador tóxico que, con el tiempo, se convertiría en una saga de culto.
Su influencia llegó hasta México, en donde la compañía USA Video, que tenía los derechos de algunos títulos de Troma, decidió lanzar la película con una promoción inusitada, metiendo a un tipo en una botarga del Toxic.
El “vengador” mexicano, se pasaba por las afueras del cine Atlas, donde se efectuó la premier.
La cinta que casi llegó a las tres semanas de permanencia en la cartelera, relataba las andanzas de un limpiador de un gimnasio en el poblado ficticio de Tromaville, al que le cae accidentalmente el contenido de un líquido radioactivo que acabará volviéndolo un mutante y confiriéndole, al mismo tiempo, súper poderes.
Así, Melvin el contaminado, inició una cruzada contra el mal.
Cinco años después, El vengador tóxico, que acabó con la delincuencia y un malvado alcalde corrupto, se dedica al mantenimiento de un centro para ciegos. Sin embargo, la compañía Apocalypse Inc, brazo armado del crimen organizado, quería acabar con el Toxic para que se volviera a instaurar el estado de corrupción. Tras el éxito de la cinta, la Troma no duda en lanzar la tercera de la saga: La última tentación de Toxie.
En ella, hasta el mismísimo diablo que le vendió eternidad a Los Rolling Stones, convence al tóxico para que se vuelva un maniaco despiadado con los que menos tienen.
En el año 2000, una última película, Citizn Toxie, la cuarta (estrenada en el Festival de Sitges) cerrará la saga, en medio del caos, el asesinato y la escoria humana.
Para que la paz reine otra vez y no haya más violencia, el Toxic Avenger, se las tiene que ver con un enemigo de cuidado: Noxie, su némesis en una historia bizarra en donde no pueden caber dos vengadores.
Agotada la franquicia, cuyas ganancias fueron a dar a otros proyectos de la Troma (como pasar de unas simples oficinas, a comprar todo el edificio que tenían enclavado en la ciudad de Nueva York) y a la creación del primer filme (que vergüenza debería darles al director de la Cineteca Nacional, Alejandro Pelayo, y a su fiel escudero, Nelson Carro, por no haberlas nunca programado al inicio de su reinado) del Sargento Kabukiman N.Y.P.D.
En él, la policía neoyorquina que se ve desbordada por la maldad, el caos y la mala leche, todavía tiene un as bajo la manga: el sargento Harry Griswold, que ha recibido el don de la transformación de cuarta para volverse en un héroe de incontables súper poderes, al que ayuda una bella y sensual mujer llamada Lotus.
Con estos dos emblemáticos superhéroes, la comedia gore, los monstruos, la ciencia ficción desquiciada
y el sushi letal, nunca volvería a ser lo mismo, y menos si se recure al documental Troma in Spanish for Troma, de Marc Gras, que explica su
filosofía rastrera y devastadora para llegar hasta el mismísimo Festival
de Cannes.
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