Nada muere en las imágenes de la música digital, sólo se transforma.
La historia dice y documenta que, desde que The Buggles cantó la memorable “Video killed the radio star en agosto de 1981, inaugurando la era de MTV, que inició el periodo hegemónico del video.
Al principio, los videos musicales eran la novedad. Más tarde, incorporaron a su roster de realizadores a estrellas del clip publicitario y finalmente, le llegaron al precio a algunos directores de cine.
Muchos rockeros tuvieron su One hit wonder en los videos, aunque no siempre, su lugar en la historia entre los años 80 y 90. Muchos son ahora más recordados por sus videos que por sus discografías.
El matrimonio entre canción e imagen se volvió un vínculo colonizador de un nuevo espectador: el videófilo, al que le interesaba más poder ver a sus ídolos en imágenes, que tan sólo oírlos en discos. Así surgió la más importante de sus variantes: el concierto y los rockumentales adyacentes.
Con la llegada de Internet, contrariamente a lo que comúnmente se piensa como su liquidación, las cadenas de televisión abiertas fueron frenadas por las disqueras que exigieron una tajada del pastel.
Como los canales de televisión comercial no cedieron, mandaron su catálogo de videos al formato de pago moderado, hasta que en 2005 llegó YouTube y con la plataforma surgió una nueva opción para ver clips. Algo similar a lo que ocurrió recientemente con plataformas como Netflix, que se apoderaron del cine.
El fenómeno tardío de reacción, hizo que MTV dejara de ser líder en lo que fue: la música. En el año 2016 llegó TikTok, desde China y del simple chiste instantáneo y bobalicón, ahora se dice que es la mayor posibilidad de promocionar el talento musical muy en declive, por el tipo de canciones que se consumen y se olvidan hoy instantáneamente, sin momentos cumbres virales.
YouTube, por su parte, ha iniciado una batida nostálgica insuperable, presentando hits memorables en un encadenado por décadas, a lo que ha sumado totalizadores conciertos de figuras claves del rock de todas las edades y géneros.
Aun así, artistas que han cambiado identidad por comercialidad, como Pink Floyd, en aras de la ganancia, coquetean con TikTok ofreciendo todo su catálogo y ciertos temas exclusivos para la Generación Z, a quien va dirigida la ofensiva china para viralizar cualquier cosa. En ese sentido, la delantera la sigue llevando YouTube, que continúa explorando formatos con artistas nostálgicos, que no pasan de moda y sí, por otro lado, traen una historia viviente de la que musicalmente ha cambiado el mundo.
Todo es cuestión de afinar los motores de búsqueda, algo que muchos pasan por alto, conformándose tan sólo lo que ofrece el canal en un primer vistazo, cuando hay cosas inimaginables por descubrir con un poco de paciencia. Al final, la recompensa, en la mayoría de los casos, es tan sorprendente como gratificante con boleto de primera fila y calidad 4K.