Aunque ya se apunta una nueva entrega para el año entrante (“Halloween ends”), que ahora sí, jura su director David Gordon Green, será la última, la que está en una cartelera poco convincente (“Halloween kills”, de este año) es uno de los catálogos sangrientos más exagerados, atroces y de brutalidad insólita, para un Michael Myers que ya debería jubilarse, junto con otros diestros del asesinato de marca registrada como “Jack el destripador”, que se han colado hasta el patio trasero, el de las afueras del concurso del Festival de Venecia.
El del Londres victoriano llega con "La historia no contada", luego de que se han narrado sus bizarras hazañas en películas y documentales, con toda clase de teorías conspiratorias. La más reciente, con extras para temer más que las cuchilladas, se ajusta a los cánones del primer serial-killer de la historia que operó, casi en sentido literal, en las inmediaciones de Withechapell, con habilidad de cirujano.
Desde el año 2001, tiempo en que se rodó “Desde el infierno”, con dirección de los hermanos Albert y Allen Hughes, y estelar de Johnny Deep, nunca ha habido un relato de época mejor contado, basado en el guión y el cómic de Alan Moore, que resulta fascinante en historia apegada a los hechos, ambientación, vueltas de tuerca y salvajismo casi sin sangre.
Antes, en 1979, “Asesinato por decreto” exploraba atinadamente otras teorías sobre el asesinato de las cinco prostitutas que le dieron fama al criminal y al detective Sherlock Holmes, que iba tras él. Su reparto era tan descomunal (Christopher Plumer, James Mason, David Hemings, Genevieve Bujold) como su historia, y la dirección de Bob Clark.
Volviendo al del cuchillo cebollero y esteta del género slasher, creado en 1978 por John Carpenter, quien también es el artista de su inquietante música, basta decir que, de una película clásica del cine de terror, pasó al terreno del culto y las celebraciones anuales y hasta un museo particular, debido a su particular filmación y a los millones de dólares que acabó recaudando, descontando otros tantos cuando se volvió una de las franquicias más exitosas y rentables del cine.
Al respecto hay un gran episodio en Netflix, correspondiente a las cintas que formaron a muchos entusiastas en películas que costaron tres dólares y recaudaron millones, como la saga de Freddie Krueger (“Pesadilla en la calle del infierno”), “Viernes 13” (la saga de Jason, el machetero de Crystal Lake), de Sean S. Cunningham o “Scream”, de Wes Craven.
Sin embargo, aunque nada es para siempre (¿o sí?), estos amos del cuchillo, machete, bisturí y demás aditamentos mortales, están llegando a una peligrosa tercera edad cinematográfica, en donde el terror y la carcajada se confunden. Y eso no está bien. Mejor jubilarse.