Desde que Charlie Brooker creo esta serie de ciencia ficción fantástica británica, el imaginario colectivo no ha dejado de percibir su influencia en una rara mixtura de discopatía costumbrista entre La dimensión desconocida y Relatos de lo inesperado.
En una emulsión de tecnoparanoia muy similar a lo que presentó alguna vez la exitosa The X Files, referente oficial a lo mejor que se había hecho en la sci-fi con relatos del tipo Rumbo a lo desconocido (The outer limts) hasta chispazos que han terminado en películas de repunte como El Hombre ilustrado.
Desde su lanzamiento en 2011 por Netflix, la serie ha tenido una respuesta muy favorable fuera del Reino Unido, recibiendo dos premios Emmy por el cuarto episodio de su tercera temporada (“San Junípero”) y el primero de la cuarta (“USS Callister”) y un alud de nominaciones a los prestigiosos Premios Hugo, sobre todo por su visión particular de la dependencia tecnológica que puede llegar a afectar al ser humano.
El propio Brooker, refiriéndose a la tecnología, ha manifestado que, “Si la tecnología es una especie de droga adictiva, entonces, ¿cuáles serían sus efectos secundarios?”
Esta es la zona de confort donde se han instalado los efectos secundarios de The black mirror en forma de pantallas frías, monitores de última generación y teléfonos inteligentes.
El Channel 4 británico es el que se ha encargado de popularizar estas parábolas en la era desquiciada de Twitter, y vaya que lo ha logrado en una sociedad paranoicamente dependiente. Los artistas como antaño se peleaban un lugar para ser tomados en cuenta para los diversos episodios que, tarde o temprano, irán a parar en las antologías de la tv fantástica.
Los controvertidos episodios de la serie tienen, por supuesto, sus ediciones en DVD y Blu-ray dirigidas a un público minoritario adicto al coleccionismo que incluye hasta estrellas de rock-pop, como Miley Cyrus.
Netflix por su parte, anunció un cortometraje interactivo titulado Black mirror bandesnacht (2018), sobre un programador que comienza a cuestionarse la realidad de su entorno, a medida en que tiene que adaptar una novela de fantasía dentro de un videojuego, enfrentándose a un desafío fantasmagórico. Obviamente Netflix se entusiasmó también y le metió dinero al proyecto de Brooker.
La sexta temporada, que llega este mes, depara muchas sorpresas del planteamiento original, en sus spoilers. Desde Rod Serling, creador de The twilight zone, hasta Chris Carter, la tele fantástica no había experimentado tal hazaña, donde Burges Meredith, Robert Redford, Charles Bronson, Peter Falk, Ed Wynn y otros se pelearán por estar en un episodio, como sucede con Black mirror.
Esta es una recomendación estricta para buscar la serie y emocionarse con ella.