La banda de power pop, Big Star, que irrumpió en los años 70 influenciada por la primera oleada de la invasión británica (Beatles, Kinks, Zombies, Who y el ala estadounidense, Todd Rundgreen, Beach Boys, The Byrds y Moby Grape) vuelve a ponerse de moda gracias a los rescatistas del vinilo y compact disc de Ryko, que han recogido todo lo grabado por estos músicos de alta calidad que, a pesar de haber sido lanzados por un plan de marketing poco usual para su época ideado por ellos mismos que, por raro que parezca, fracasó estrepitosamente en el ámbito comercial.
Todos los críticos de revistas de rock del momento y algunos genios creativos de la radio fueron convocados en los tempranos 70 para el lanzamiento de su primer álbum en Memphis, Tennessee: La mayora les dio el espaldarazo definitivo, pero el destino les tenía reservados otros planes.
Por las filas de la banda pasaron Alex Chilton, Jody Stephens, Andy Humel y Chris Bell, a los que luego se agregaron en otros tiempos John Lighman, John Awer y Ken Stringfellow. Pasaron por muchos sellos discográficos (Arden Records, Stax, Columbia) disímbolos y su historia de reveses se cuenta en el espléndido documental tributo Big Star: Nothing can hurt me (Magnolia) de 2013, dirigido por Drew De Nicola y Olivia Mori: un merecido homenaje a una gran banda que deja satisfechos a fans y recién iniciados en su fenómeno.
Su popularidad se acrecentó en un concierto que ofrecieron en la Universidad de Missouri con saldo de una sola muerte: la de Chris Bell por depresión y accidente fatal de automóvil, en 1978.
A un álbum cuádruple Keep an eye on the Sky, que reúne casi la totalidad de sus canciones, se tiene que agregar su debut con Big (1972), donde acabaron teniendo los derechos Factory y finalmente Universal Music.
En 1974 vino Radio city, con la magnífica “September gurls”. En 2005 In Space, en 2013 el boxset de cuatros vinilos Nothing can hurt me y tuvieron también tres directos. No faltan las ediciones conmemorativas, remasterizadas y algunas rarezas como Big Star what’s coing’ ahn y Nobody can dance y samplers y remixes.
A principios de los años 70 llegó a México el primer disco de la banda, hoy un auténtico baluarte del coleccionismo.
pepenavar60@gmail.com
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