Tal parece que en el voto popular del 2 de junio venía incluido el mandato de apresurar, sin chistar, la aprobación de la reforma judicial y de aquellas otras que eliminan siete organismos autónomos. Rauda, la sobrerrepresentada mayoría legislativa, ignoró 71 amparos contra la reforma judicial, transgrediendo la independencia judicial y la misma Constitución, para finalmente montar un escenario de casino o kermesse, donde en una tómbola se sorteó el destino de 711 jueces y magistrados del embestido Poder Judicial. Todo este proceder suscitó un justificado descontento, incertidumbre y preocupación, tanto en el ámbito judicial como en el económico, considerando el impacto en la relación con Estados Unidos y Canadá, nuestros socios del T-Mec.
Es en esta tesitura que se llevó a cabo en Palacio Nacional, el CEO Dialogue, con asistencia de 240 empresarios y líderes, de México y de Estados Unidos, prometiendo inversiones estadounidenses para el próximo 2025 por un mínimo de 20 mil millones de dólares -del dicho al hecho…-. Se acordó integrar mesas de trabajo conjuntamente con la Secretaría de Economía para dialogar sobre las reformas judicial y la energética. Claudia Sheinbaum buscando dar certidumbre a las inversiones, aseguró que éstas están seguras, añadiendo que buscará que el comercio de la región, 30% del PIB mundial, continúe creciendo. Aseveró la Presidenta que ninguna reforma representa problemas para la inversión en México, que el Estado de derecho se verá fortalecido, agregando que se pugnará porque la energía eléctrica corresponda 54% a la CFE y el 46% restante a la inversión privada.
Medidas aleatorias como la tómbola, descalificando a jueces y magistrados sin considerar méritos, afectan la percepción de una independencia judicial, y por lo tanto, de una certidumbre jurídica. Destacados economistas, entre ellos Pedro Aspe, críticos de recientes medidas económicas implementadas, causales de desconfianza en la inversión, coincidiendo con una desaceleración económica global, temen que el país esté por entrar -o ya entrado- en un periodo de recesión, prolongable durante 2025. Entre los motivos de la recesión destacan la desaceleración del crecimiento global -motivos geopolíticos, inflación persistente en muchas economías y el endurecimiento de políticas económicas en países clave-, las políticas monetarias restrictivas -altas tasas de interés mantenidas por Banxico para controlar la inflación-, caída en la inversión extranjera -por incertidumbre jurídica y política-, debilidad en la inversión pública y privada -menor inversión productiva-, dependencia excesiva de sectores específicos -sector manufacturero y exportaciones-, falta de diversificación económica -economía concentrada en sectores vulnerables-, tensiones fiscales -deuda pública y menor recaudación-, posibles cambios en el T-Mec -por disputas comerciales-. Se requiere bajar el déficit público de 5.9% a niveles menores al 4%, ya sea reduciendo gastos o aumentando impuestos vía reforma fiscal. Es importante destacar que, de ganar Trump, nuestra moneda se depreciaría frente al dólar.
La frágil estabilidad institucional genera incertidumbre en la inversión, surgen temores sobre la imparcialidad de futuras decisiones legales que involucran disputas comerciales o de inversión. Se puede ver afectado el “clima de negocios, si los inversionistas perciben que las reglas del juego pueden cambiar de forma arbitraria o que las decisiones judiciales son impredecibles, podrían reconsiderar sus planes de inversión o demandar garantías antes de comprometer capital.