Las declaraciones vertidas por la autoridad trascienden, cada aseveración debe ser ponderada, cada imprecisión es verificable. En principio, quienes recibimos dichos mensajes, no tenemos motivo para dudar de la veracidad de los contenidos. ¿Por qué desconfiar, cuando presuntuoso, el disertador exclama que ya no hay huachicol, o que se acabó con la corrupción, o que pronto tendremos un sistema de salud como Dinamarca, o que el gobierno es austero, o que la violencia y el narcotráfico disminuyen, o que no se ha adquirido deuda, o al inaugurar obras inconclusas? La credibilidad no es un lujo en la política, es la base de la relación entre ciudadanía y gobierno, sin ella, la palabra oficial deja de pesar, las promesas se vuelven ruido y la democracia se reduce a teatro. Al perder la confianza, se disuelve el puente entre poder y sociedad. Aun así, muchos aplauden, porque para un sector del país la narrativa basta, el discurso sigue siendo poderoso. Pero cuando la palabra del dignatario se aleja sistemáticamente de los hechos, la confianza pública se erosiona, y sin confianza, no hay gobernabilidad posible.

Recientemente el Fondo Monetario Internacional -FMI- pronosticó una contracción del 0.03% en el crecimiento económico de México para 2025, con una deuda proyectada al 60.7% del PIB, el nivel más alto de los últimos seis años. La presidenta Claudia Sheinbaum reaccionó rechazando estas afirmaciones, argumentando que México no se endeudará, subrayando que el FMI no ha tomado en cuenta que en México gobierna la 4T y con ello “se acabó la corrupción”. “Hace unos días salió un reporte del FMI y dicen que México se va a endeudar, esa es su visión. Pues es que no entendieron que en México llegó la Cuarta Transformación, que aquí se acabó la corrupción, se acabaron los privilegios y el recurso del pueblo se le regresa al pueblo de México. Con los gobiernos de la transformación el modelo económico ha cambiado y hoy apoya a los más necesitados. Los recursos públicos se regresan a la gente con derechos como salud, educación y vivienda. Uno de los principios de la 4T que establece que por el bien de todos, primero los pobres, ha permitido que México tenga una economía sólida, es el principio de la prosperidad compartida. Cambió el modelo. Antes se pensaba que dándole sólo a los de arriba, algún día iba a llegar abajo. Y ahora es todo lo contrario, se riega la economía desde abajo como una planta para que crezca, para que florezca”.

La ciencia económica es exacta, los números son puntuales, no hay choro ni rollo que valga, no es cuestión de modelos, simplemente “es lo que es”. Será muy la 4T, pero no es convincente responder con retórica, encubriendo el casi nulo crecimiento económico. Al final de marzo 2025, el saldo de la deuda pública ascendió a 18.84 billones de pesos -IMCO-, un incremento de 1.1 billones de pesos durante los primeros seis meses del presente régimen. “Al igual que los últimos siete años el gasto del sector público fue superior a sus ingresos, incurriendo en un déficit presupuestario de 120.6 mil millones de pesos”. De continuar recurriendo a una realidad virtual, el destino nos alcanzará.

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