El profundo sentimiento fraternal que hermana a México con Venezuela debiera imponerse a cualquier cliché de procedimientos, siendo por demás evidente el inframundo en el cual han caído los venezolanos a partir del régimen populista de Hugo Chávez y acelerado con el inepto gobernante de pacotilla Nicolás Maduro .
México desde el Grupo de Lima , creado en 2017, junto con otros 12 países de América Latina, se opusieron al proceso electoral que reeligió a Nicolás Maduro por carecer éste de legitimidad, solicitando que el poder sea delegado en la Asamblea Nacional, elegida democráticamente en 2015, hasta que se realicen elecciones libres y transparentes. Dicha postura activa en defensa del a todas luces oprimido pueblo venezolano giró rotundamente a la llegada del gobierno de la 4T, protector de la autodeterminación de los pueblos y la no intervención, principios constitucionales que México ha de seguir.
Se justifica el dilema: ¿apoyar a quien sin lugar a dudas lo precisa o hacernos de la vista gorda? ¿nos atañe lo que ocurre a un país hermano o simplemente no es asunto nuestro? ¿y si mañana somos nosotros quienes requerimos algún apoyo, estaríamos de acuerdo en quedar a la deriva? Apenas lo dijo el presidente López Obrador ante el pleno del cuerpo diplomático: “Ya de nuevo empiezan a hablar de que México, como se decía antes, es el hermano mayor, en el caso de la América Latina y el Caribe”. Aquí es donde nos debemos cuestionar, ¿dejamos al desamparo a un hermano menor?.
Cómo mantenerse impávidos de la situación en Venezuela cuando sólo en los primeros dos días hábiles de 2020 el bolívar se depreció más del 23% ante el dólar en el mercado paralelo, de 2014 a 2019 el PIB acumuló un descenso del 65%, a septiembre 2019, abandonaron el país 4.6 millones de habitantes principalmente hacia Colombia, Perú y Estados Unidos, anticipando que para fin de año la cifra alcanzará 6.5 millones de emigrados, a las interminables filas por alimentos ahora se agregan filas por gasolina, la paraestatal PDVSA ha incumplido el vencimiento de bonos desde octubre último, a noviembre 2019 la inflación acumulada llegó a 5 mil 515.6%, las reservas a octubre apenas llegaron a 7 mil 978 millones de dólares, el gobierno mantiene deudas con 32 distintas empresas aéreas, el aumento promedio de precios en 2019 ascendió a 12 mil 874.6%, los apagones de luz son frecuentes, adjudicados a obra de animales y sabotajes, la producción nacional de alimentos alcanza sólo el 25% de la demanda, se ha declarado por 23ava ocasión el estado de emergencia. Venezuela se consolidó como el país más violento de América.
El pasado domingo en que se reivindicaría por mayoría a Juan Guaidó al frente de la Asamblea Nacional , le fue impedido el acceso a dicha sede por parte de la Guardia Nacional Bolivariana, improvisando en el interior una pantomima de elección, eligiendo como titular al diputado Luis Parra. Maduro difundió que Guaidó se acobardó de entrar a la Asamblea por carecer de los necesarios votos. ¿Y la imagen de Guaidó trepándose a una verja para poder ingresar al recinto? Posteriormente en sede alterna, Guaidó fue reelecto jefe de la Asamblea Nacional y presidente encargado del país. Hoy en la confusa Venezuela existen dos presidentes de gobierno y dos del parlamento.
¿Acaso Maduro no se ha percatado del terrible drama al que ha llevado a millones de venezolanos?, ¿cómo es que se aferra al poder como si supiera o pudiera reencausar el destino de tantos?
Estamos con Venezuela.
Analista político