En la dinámica mundial, los derechos humanos han experimentado cambios significativos, no sólo en cuanto a su reconocimiento, también en la protección de los mismos, implementada por cada país y por los organismos internacionales.
No obstante, a pesar de los avances en el Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, los Sistemas Regionales tanto el Europeo, Africano e Interamericano de los Derechos Humanos, que han establecido los instrumentos y órganos internacionales y regionales para la protección de los derechos humanos y los previstos por cada nación, las violaciones de derechos humanos persisten, y en muchos casos, se han intensificado debido a los factores económicos, sociales, políticos, científicos, tecnológicos y culturales que se viven.
Ello ha conducido a que la protección extensa a los derechos humanos sea aún una aspiración. Esto es debido a que se vive la tendiente ingobernación para proteger los derechos humanos.
En este sentido, la realidad actual se muestra tajante, en las que se observan las afectaciones a las poblaciones más vulneradas, con lo cual se agravan las desigualdades existentes.
Al respecto, resultan ilustrativos algunos indicadores globales sobre las múltiples transgresiones a los derechos humanos. Por ejemplo:
- El trabajo forzado, se estima 27 millones de personas por todo el mundo, que, las empresas privadas, emplean sobre todo mujeres y niños como la servidumbre por deudas, bajo secuestro, venta de personas como propiedad de otra, confinamiento físico en el lugar de trabajo, el suministro de reclusos puestos a disposición de particulares sin la supervisión de las autoridades públicas (Programa de las Naciones Unidas, Objetivos de Desarrollo Sostenible: 2020);
- El maltrato infantil en el año de 2018: 95 mil de niñas, niños y adolescentes menores de 20 años fueron víctimas de homicidios; alrededor de unos mil millones, de 2 a 14 años sufrieron castigos corporales por sus cuidadores; unos 70 millones de niñas dijo ser objeto de violencia física; unos 120 millones de niñas de todo el mundo han sido víctimas de relaciones forzadas y otras agresiones sexuales (UNICEF: 2020);
- En el 100 por ciento de las ciudades con una población superior o igual a 250,000 habitantes, informaron de actividades de violencia de pandillas (Departamento de Justicia de los Estados Unidos);
- En América Latina en los últimos años se ha incrementado los feminicidios y asesinatos de personas LGBTI, asimismo se incrementó la discriminación de los pueblos indígenas con desplazamiento forzado y por la violencia que han sido sometidos (Informe 2022/23: Amnistía Internacional);
- Conforme al Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional del año de 2022, estableció que la mayor parte del mundo sigue sin combatir la corrupción. La corrupción se ha vinculado en el uso indebido, la malversación o robo de recursos públicos que afectan las instituciones. Además, las organizaciones criminales y terroristas suelen contar con la complicidad de servidores públicos. Esto constituye en un impedimento estructural para la protección de los derechos humanos, asimismo, puede aumentar los costes, frenar la inversión extranjera y generar riesgos legales y de legitimidad de los gobiernos (Transparencia Internacional: Índice de Percepción de la Corrupción de 2022).
En consecuencia, el presente siglo ha sido testigo de una creciente, consecutiva e imperecedera quebrantamiento a los derechos humanos a escala planetaria.
No cabe el imaginario de que la buena gobernanza haya reducido los niveles del deterioro a la protección y las garantías a los derechos humanos. Por el contrario, las infracciones a los derechos humanos son contiguas e imparables en los órdenes políticos, gubernamentales, administrativo, social, empresarial, cultural y en la administración de la justicia.
La situación actual, expone el entorno complejo para el presente y el futuro en la protección de los derechos humanos, cuyo rasgo sustancial es su vulneración, con un alto perjuicio para la humanidad.
Por lo tanto, la protección de los derechos humanos no es un tema agotado para lograr el respeto y la dignidad de las personas. Esto, alude a una diversidad de problemas doctrinarios, normativos, interpretativos e institucionales, que es necesario debatir y deliberar a fin de precisar sus avances en el logro de su respeto irrestricto.
En este tenor, los derechos humanos debieran ser considerados en una nueva agenda política incluyente. Participativa de personas, grupos, colectivos sociales, empresarios, gobiernos, corporaciones sindicales, entre otros actores, con el objeto de evaluar si lo reconocido jurídico y las instituciones existentes para la protección de los derechos humanos han sido eficaces, lo qué no se ha logrado y queda pendiente por efectuar mediante acuerdos, compromisos y acciones concretas con el propósito indefectible de hacer realidad la tutela de los derechos humanos. Una agenda humanitaria en que se vislumbren los principios, normas y valores que sustentan una sociedad justa y equitativa.