Una de las expresiones más duras de la injusticia social es la relacionada con la pobreza extrema. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), una persona vive en condiciones de pobreza extrema cuando está afectada por al menos tres de las seis carencias que se consideran en las mediciones y además está por debajo de la línea de bienestar mínimo que implica que ni dedicando el total de su ingreso a la compra de alimentos, podría tener una alimentación pertinente.
El “Análisis de la población en situación de pobreza extrema” publicado por Coneval en agosto de 2024 es revelador y muy doloroso. Junto a las carencias sociales, se establece una línea de pobreza extrema por ingresos que para el medio rural es de mil seiscientos pesos y de dos mil ochenta y seis para el medio urbano. En 2016 la población afectada por esta condición ascendió a 8.7 millones, en tanto que en 2022 aquejó a 9.1 millones de mexicanos.
Conviene tener presentes algunas de las características sociales y demográficas de esa población. En 3.8 millones de los casos se trata de niñas, niños y adolescentes, todos menores de 18 años. El 54 por ciento de la pobreza extrema afecta a las mujeres y con mayor frecuencia a las de 18 a 64 años que concentran a 2.7 millones, mientras que los hombres de ese grupo de edad suman 2.1 millones.
La mayor parte de la pobreza extrema se concentra en el medio rural con el 52 por ciento de los casos, equivalente a 4.7 millones de personas. De igual manera, 3.3 millones de afectados son indígenas, lo que representa casi el 37 por ciento del total, además de que dos millones no saben leer ni escribir.
Un poco más del 60 por ciento de la pobreza extrema se concentra en Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Tabasco y Campeche. El 28.2 por ciento de los chiapanecos viven en condiciones de pobreza extrema, al igual que el 22.2 por ciento de los guerrerenses y el 20.2 por ciento de los oaxaqueños. En contraste, solo el 0.8 por ciento de los habitantes de Baja California Sur, el 1.1 de los de Nuevo León y el 1.2 de los de Colima viven esa terrible condición. Una diferencia de 15 a 38 tantos en las cifras extremas.
Por lo que se refiere a las carencias sociales, la más extendida es la falta de acceso a la seguridad social que afectó al 97 por ciento de la población en pobreza extrema. La segunda en amplitud es la carencia por acceso a los servicios de salud que alcanzó al 82 por ciento. Le siguieron la falta de servicios básicos en la vivienda (67%), la dificultad para tener una alimentación nutritiva y de calidad (51%), el rezago educativo (46%) y la calidad y espacios de la vivienda (30%).
Casi la mitad de la población en pobreza extrema (46%) tiene estudios incompletos de primaria y solo en el 7 por ciento se contó con estudios de educación media superior completa o nivel superior. El 60 por ciento de la población de 15 a 17 años que vive en condiciones de pobreza extrema y que debería cursar estudios equivalentes a educación media superior, no lo hace. Por increíble que parezca, el 45 por ciento de quienes viven en pobreza extrema, esto es, 4.1 millones de personas, no reciben ningún apoyo social monetario. Frente a esta horrenda realidad, en la siguiente entrega haré los comentarios del caso.
Exrector de la UNAM. @JoseNarroR