México es un país de instituciones y el campo de la salud es un prototipo de ello. Cito solo algunos ejemplos al respecto. Tenemos el primer hospital de América Continental que, después de quinientos años, sigue en funcionamiento. Se trata del Hospital de Jesús que tiene algunas muestras notables de la arquitectura y el arte Virreinal, pero también contamos con el Hospital Civil de Guadalajara con 230 años de servicio, el Consejo de Salubridad General con 184 años de existencia o el Hospital Juárez de México con 178, entre muchos más.
Otra de las instituciones que nos llenan de orgullo es la Academia Nacional de Medicina, establecida en 1864 y que, en consecuencia, cuenta con 161 años de servicio ininterrumpido. Es la más antigua en Latinoamérica y desde hace más de un siglo es un órgano consultivo del Gobierno Federal. El número de sus integrantes en su historia apenas supera la cifra de dos mil y en la actualidad tiene menos de setecientos.
La gran mayoría de sus integrantes son médicos, pero también hay profesionales de otras disciplinas: biólogos, investigadores biomédicos, odontólogos, psicólogos, químicos, administradores, economistas y juristas y desde hace unos meses, la primera enfermera. Por cierto, cada vez hay más mujeres y ya tuvimos la primera presidenta, al tiempo que en un año asumirá la responsabilidad otra médica sobresaliente: la directora de la Facultad de Medicina de la UNAM, institución con la que ha coexistido una relación invariable.
Aun cuando la mayor parte de sus integrantes viven en la Ciudad de México, hay miembros que radican en la mayoría de las entidades federativas del país. Lo mismo pasa con las especialidades médicas, tanto clínicas como quirúrgicas, de la salud pública y por supuesto del campo de las humanidades: filosofía, ciencias sociales, economía, bioética, historia y administración, de todas las cuales hay representantes distinguidos. La mayoría de los profesionales sobresalientes del campo de la salud durante los últimos 160 años, han pertenecido a ella. Por cierto, hay espacio para colegas de otras latitudes y muchas luminarias de la medicina, incluidos varios premios Nobel de la medicina que han formado parte de ella.
Sus contribuciones son diversas y pasan por el aporte de sus integrantes a la organización de las instituciones y la medicina mexicana, por su participación en órganos colegiados como el Consejo de Salubridad General, por la organización de extraordinarias sesiones, la publicación de artículos académicos en su revista más que centenaria, la propuesta de políticas públicas en salud, la evaluación de asuntos prioritarios o las recomendaciones en torno a las especialidades médicas y los consejos que la regulan, entre otros más.
Nuestra Academia es una de las quince que integran la Asociación Latinoamericana de Academias Nacionales de Medicina, España y Portugal que recientemente tuvo su reunión en Mérida, Yucatán, en la que se trataron asuntos que, como se dijo, son “eternos y de actualidad”. Ahí se revisaron tópicos relacionados con los valores y principios que forman parte del marco en el que se desenvuelve la medicina contemporánea.
En la reunión, el humanismo, el profesionalismo y la bioética fueron abordados desde distintas ópticas, incluido el impacto que tienen el desarrollo de las nuevas tecnologías digitales y la inteligencia artificial. No hay duda de que la reunión fue exitosa y que sus discusiones pronto darán los frutos deseados. Felicidades a los participantes y en especial al presidente de la Academia Nacional de Medicina de México, el doctor Raúl Carrillo Esper, responsable de la organización y del éxito de la reunión. Una vez más la Academia nos da sobrados motivos de satisfacción.
Exrector de la UNAM. @JoseNarroR

