La semana pasada la Cámara de Diputados aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2024. Al igual que en los cinco años anteriores de la actual administración, los presupuestos –con la complicidad de los diputados de Morena, Verde y PT-- quedaron al contentillo del presidente, sin cambiarle ni una coma. Después del lamentable espectáculo que vimos en la Cámara de Diputados la semana pasada, queda cada vez más claro que lo que al gobierno le interesa, es manejar los recursos para influir en el proceso electoral. Este año, sin embargo, la decisión que tomaron los diputados tiene un doloroso agravante: contrario a toda lógica y a pesar de la enorme presión que ejercieron los diputados de la oposición, se negaron a establecer un fondo de recursos destinado a la reconstrucción y recuperación del puerto de Acapulco. A esto hay que agregar que, de manera inexplicable, el presidente de la República hace tres años decidió eliminar el FONDEN que durante muchos años sirvió para atender de manera oportuna a la población en casos de desastres naturales como el que se acaba de vivir con el paso de Otis.
La destrucción ocasionada en Acapulco por el paso del huracán Otis no tiene precedente en el corto y mediano plazo. Para la reconstrucción se van a necesitar muchos miles de millones de pesos y muchísimo tiempo. Los diputados tenían en sus manos la posibilidad de destinar un fondo especial etiquetado para la reconstrucción (como se ha hecho en muchas otras ocasiones) y se negaron a hacerlo. En Acapulco viven un millón de personas que la están pasando muy mal. Un altísimo porcentaje de ellos viven del turismo y, para recuperar sus trabajos, necesitan con urgencia la reactivación de la actividad turística.
No se necesita ser un experto para darse cuenta de que las cosas en materia económica no pintan nada bien para nuestro país. Las malas decisiones económicas tomadas en este gobierno los últimos cinco años, nos van a pasar una factura muy cara. El 2024 será un año difícil para todo el mundo y México no será la excepción. Será un año de enorme volatilidad política y económica. Como cada 12 años, tenemos elecciones presidenciales concurrentes con nuestro vecino del norte y esto va a generar momentos de mucha crispación.
Por todo eso, hubiera sido deseable enfrentar todo lo que se viene con políticas económicas que privilegiaran el crecimiento económico y la creación de empleos, en lugar de programas que solamente buscan rentabilidad electoral. También sería deseable un mayor consenso entre las distintas fuerzas políticas representadas en el Congreso, eso nos haría un país más democrático y evitaría eventos tan bochornosos como los que se vivieron durante la aprobación del Presupuesto 2024.
En suma, hay motivos para estar preocupados, estamos cometiendo los mismos errores que en épocas pasadas costaron tanto a nuestro país. Lo que estamos viendo no deja duda: “la economía se maneja desde Palacio Nacional”. Los diputados de Morena y sus aliados no son capaces de mover ni una coma a lo que propone el presidente, lo acatan sin reparo alguno. La tragedia que viven los acapulqueños los tiene sin cuidado. Qué pena que así sea.
Abogado
@jglezmorfin