Acabamos de ser testigos de cómo, finalmente, lo que los estadounidenses decidieron con su voto en el mes de noviembre, fue lo que prevaleció: Joe Biden , asumió el pasado miércoles la Presidencia de los Estados Unidos de América, no obstante las provocaciones y desafíos de su antecesor, que amenazaba con convertir a una de las democracias más antiguas del mundo en una tiranía.
El próximo 6 de junio de 2021 es decisivo para nuestro país. Las mexicanas y los mexicanos vamos a votar para elegir los 500 diputados federales, 15 gobernadores, 30 congresos locales y 1926 ayuntamientos. Serán sin lugar a dudas los comicios más grandes de la historia de nuestro país.
Pero lo realmente importante no radica en el número de posiciones en disputa, sino en el rumbo que daremos al país. Lo que pasó con nuestro vecino del norte, debe de servir para abrirnos los ojos a los mexicanos. Durante los últimos dos años, desde el gobierno, se han estado enviando muchas señales de que nuestra democracia puede estar en riesgo. Un día sí y otro también, desde el poder, se agrede a muchas de las instituciones que se fueron construyendo en las últimas décadas y que representaron sin lugar a dudas avances en la construcción de un México más democrático. Esta vez, no podemos cruzarnos de brazos. Como ciudadanos, tendremos la oportunidad de votar, seleccionar y en su caso, ratificar, a nuestros representantes populares con actitud democrática, compromiso ciudadano y lealtad a México, a través del voto.
El Congreso, está obligado a asumir a cabalidad la representación y fungir como contrapeso y como caja de resonancia de actos u omisiones que pongan en riesgo nuestra democracia. Por eso es tan importante el cómo quedará integrada la Cámara de Diputados para la próxima Legislatura, y los mexicanos, con nuestro voto, podremos decidirlo. Desde la tribuna se deben de evidenciar todas las conductas ilegales y los impulsos antidemocráticos. El Congreso hoy más que nunca, además de dar respuesta a las demandas sociales, tendrá bajo su responsabilidad el cuidado de nuestra joven democracia.
En la continuidad del fortalecimiento de nuestras instituciones y cultura democráticas, las cuales por cierto no surgen mediante generación espontánea y mucho menos de un régimen árido en la materia, está el camino de México. De la mano del voto, inició la transformación democrática de nuestro país producto de una larga lucha de todos los mexicanos que anhelamos un México mejor.
Es claro que como sociedad tenemos mucho que hacer de cara a la elección del próximo 6 de junio. Estamos obligados a defender la democracia frente a los impulsos involucionistas que se están dando. La democracia que tenemos en México es resultado de un largo camino de cambios y de múltiples esfuerzos. Es un camino que no debe tener retrocesos. El primer domingo de junio los ciudadanos tenemos el poder de sumar a esa democracia, ejerciendo uno de los derechos más valiosos que tenemos los mexicanos, el de votar. Hagámoslo, y que la decisión sea nuestra.