En colaboración anterior, señalé que no le están dando seguimiento a los grandes rubros nacionales, que nos asegure que los integrantes de la administración pública federal cumplen su tarea en el marco del Plan Nacional de Desarrollo o que obedecen a una estrategia integral, emanada desde la Presidencia de la República . El concierto de acciones que vemos todos los días no busca el cumplimiento de metas y no hay una coordinación entre funcionarios que nos muestre que son un equipo. Insisto en que sus colaboradores y los titulares de dependencias de alto rango, no le están ayudando realmente al Presidente, lo dejan solo en la alta tarea de gobernar y en la “autoimpuesta” actividad de informar todos los días.
El señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos no puede ser especialista de todos los temas al tomar decisiones, en su calidad de titular del Poder Ejecutivo . Ningún primer mandatario, de cualquier país, lo es. Por ello se hace apremiante que quienes forman su equipo de trabajo, le den la información precisa y analizada, independientemente si son los datos generalmente aceptados o son “los otros datos”, antes de que ordene o informe ante el pueblo, al iniciar su día.
Hay ejemplos muy claros de lo anterior. En el caso de la resolución del Consejo General de INE, que define que las conferencias matutinas, contienen en gran parte propaganda gubernamental y que por lo tanto deben suspenderse en tiempos electorales o limitarse a temas esenciales, ha sido calificada como una limitación a la libertad de expresión. Lo cierto que al presidente no le han informado, ya sea en acuerdo o por escrito, que la decisión del INE no es unilateral, que parte de una limitación impuesta por la misma Constitución General de la República y que obedece a aquel viejo principio jurídico, que nos dice que el individuo puede realizar cualquier acto que su conciencia le dicte, excepto los limitados por la ley, mientras que el poder público, solo puede realizar aquellos actos que la ley le señala.
En este caso, el principio de la libertad de expresión está consagrado solo en favor de los particulares, como un derecho humano universal. Y lograr en la Constitución, la incorporación como obligación, que las autoridades no manejen información que suene a propaganda y favorecer así al partido político al que pertenecen, en tiempos electorales, ha sido una lucha histórica de muchos años, que emprendió la oposición política al régimen en turno, oposición a la que perteneció nuestro actual Presidente, quien también se pronunció por ello en su momento.
Está claro que no le han explicado los alcances de los principios constitucionales al Presidente, toda vez que no tratan de limitar sus facultades, buscan precisar una garantía, un derecho, que es el de la imparcialidad de quienes ejercen el poder, en favor del ciudadano. Tampoco le han dicho o recordado, cómo se llegó, en la historia reciente, a realizar tal reforma, en mucho es su autoría.
Y qué decir, en otro tema, del servidor público más visto en los tiempos de pandemia, hace unos días en su conferencia cotidiana, afirmó que los gobiernos estatales o la iniciativa privada, no podían comprar ni distribuir, la vacuna contra el Covid, porque entorpecerían la estrategia nacional. Esto sin tener pleno conocimiento de los acuerdos de coordinación, entre la Federación y los estados que, desde su vigencia, delegan facultades a las entidades federativas, para la compra de medicamentos de todo tipo, dentro del cuadro básico necesario, y todos los insumos para proporcionar los servicios de salud en favor de la población en general. Estos convenios incluyen desde luego a las vacunas.
Algo le pasó al funcionario estrella, no preguntó, no se comunicó ni por escrito o su estrategia es distinta, porque al día siguiente el propio Presidente le enmendó la plana, autorizando a los gobiernos estatales y a las empresas, poder participar en la compra y distribución de vacunas. Este disenso marca la falta de congruencia. Así no le ayudan al Presidente. Parodiando a García Márquez, el Presidente no tiene quien le escriba, ni para los otros datos.