El pasado lunes 3 de noviembre la cancillería peruana en un comunicado oficial dio a conocer la ruptura de sus relaciones diplomáticas con México, lesionadas desde diciembre de 2022. El argumento fue el asilo que el gobierno mexicano, a través de su Embajada en Lima, otorgó a, Betssy Chávez, quien colaboró en el depuesto gobierno de Pedro Castillo. Las reacciones no se hicieron esperar en ambos países.

La presidenta Sheinbaum, declaró que la ruptura diplomática no implicaba la interrupción de relaciones consulares. Sin embargo, vale la pena recordar que las relaciones con Perú, se alteraron desde que en diciembre de 2022 el gobierno mexicano del entonces presidente López Obrador, dio protección diplomática a la familia de Castillo. A partir de entonces las tensiones binacionales tienen como desenlace de la ruptura que, en este caso, anunció Perú.

Las tensiones con Perú, continuaron una vez que asumió el poder la doctora Sheinbaum el 1 de octubre de 2024. Recibió dos veces al abogado de Castillo, Guido Croxatto, y como resultado de la segunda audiencia, el gobierno de la entonces presidenta Dina Boluarte, la declaró “non grata”. Unos días después el congreso peruano destituyó a Boularte y con el nuevo presidente, José Jerí, se da de plano la ruptura, a partir del asilo que México concedió a Chávez.

El derecho de asilo esta consignado en los instrumentos legales internacionales, como un derecho humano que permite salvaguardar la vida e integridad de las personas. En América Latina ha sido una practica recurrente en diferentes etapas. México se ha caracterizado a lo largo de su historia por ejercer la práctica del asilo a perseguidos políticos.

A finales de 1948, en Perú, un golpe de estado derrocó al gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, que en un inicio mantuvo una alianza con el Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). Esta organización fue fundada por Víctor Raúl Haya de la Torre, en México de 1924. Como todos sabemos el APRA apenas logró la presidencia en 1985 con Alán García.

El golpe de estado llevó al poder al general Manuel Antonio Odría. Los peruanos reconocen esa etapa de su historia como el “ochenio de Odría”. Algunos de estos episodios pueden ser revisados en el libro de Felícitas López Portillo, El gobierno militar de Manuel A. Odría en Perú (1948-1956): un vistazo diplomático, publicado por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe de la UNAM en 2017. El “ochenio” de Odría es el escenario en el que se desenvuelve la enorme novela de Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura, Conversaciones en la Catedral.

Haya de la Torre, fue acusado por la dictadura de Odría de incentivar actividades políticas en su contra. Dada la situación, el líder aprista se asiló por más de cinco años en la Embajada de Colombia en Lima, causando una controversia legal que fue llevada a los tribunales internacionales. El gobierno colombiano protegió la integridad del político peruano, quien logró vivir hasta el 2 de agosto de 1979. Su asilo es conocido como el “Caso Haya de la Torre”.

Sin duda, en la coyuntura actual el gobierno mexicano actúa conforme al derecho de asilo. Iremos conociendo el curso de las negociaciones del asilo mexicano a Betssy Chávez. Mientras tanto Pedro Castillo Terrones, manifestó su agradecimiento al gobierno mexicano y a la presidenta Sheinbaum, en su cuenta de X desde su presidio en Lima.

Para cerrar, sobre el mismo tema la cancillería mexicana en su cuenta oficial abundó “Asimismo, se recuerda que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas ha declarado que el asilo político es un acto pacífico humanitario, que no puede ser considerado inamistoso por ningún otro Estado.

José Francisco Mejía Flores

CIALC UNAM

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios