Bolivia celebró este 19 de octubre de 2025, su segunda vuelta electoral y los resultados orientan el triunfo del candidato del Partido Demócrata Cristiano de centro derecha, Rodrigo Paz con el 54%. Paz Pereira es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993). De hecho nació en España mientras su familia se encontraba exiliada. Paz se enfrentó en esta contienda a Jorge Quiroga, un político tecnócrata y expresidente de ese país. Bolivia deja casi dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) y se enfila a experimentar un gobierno con un proyecto diferente.
Si observamos con más detalle, el escenario electoral latinoamericano se intensifica aún más si confrontamos lo que sucederá el próximo 16 de noviembre y 14 de diciembre de darse una segunda vuelta en Chile y el 30 de noviembre en Honduras.
En el escenario chileno, son tres los candidatos, quienes se adscriben a la extrema y centro derecha, enfrentándose a Jeanette Jara, candidata del Partido Comunista Chileno y quien en las más recientes encuestas le conceden una muy mínima ventaja respecto de su más cercano competidor, José Antonio Kast, quien asiste a su segunda candidatura después de que en 2021 fue derrotado por el actual presidente Gabriel Boric.
En el escenario hondureño, las encuestas también le conceden una ventaja a Rixi Moncada, candidata oficialista del Partido Libre, el cual llevó en 2022 a Xiomara Castro, como primera mujer presidenta en la historia de ese país. Actualmente la candidata del oficialismo, también lleva una ventaja que probablemente sostenga hasta el día de la elección, frente a los otros dos candidatos, Salvador Nasralla, del histórico Partido Liberal, y Nasry Asfura, conocido como “Tito Asfura”, del Partido Nacional.
La lección que deja el proceso electoral celebrado en Bolivia es que los movimientos progresistas están perdiendo terreno en la región. Lo anterior, se debe en buena medida a los desacuerdos internos y las luchas facciosas, como sucedió en este caso, en que se enfrentaron Luis Arce con Evo Morales, ambos pertenecientes al MAS. Esta disputa interna fue uno de los factores que indujo al triunfo de la derecha en Bolivia.
A partir de ahora el país andino asumirá nuevos desafíos entre los cuales deberá ser la defensa de las conquistas logradas en materia social y económica de la nación pluricultural. Lo cierto es que no se debe olvidar el intervencionismo histórico de la Casa Blanca, ahora liderada por Donald Trump, que influye en la fuerza adquirida por las derechas en diversos países latinoamericanos. Recientemente esto sucede en el mar caribeño, hecho que pone en peligro la soberanía de las naciones.
No es la primera vez que Bolivia sorprende a la región con el surgimiento de movimientos progresistas, pero que luego se desarticulan por desavenencias internas. Sucedió con la historia del Movimiento al Socialismo que estuvo en el gobierno por casi dos decenios y antes cuando a partir de 1952 gobernó el Movimiento Nacional Revolucionario, que se eclipsó luego del golpe de Estado en 1964.
Un ejemplo de lo anterior nos remite a lo sucedido en Ecuador, aunque bajo diferentes circunstancias, cuando sucedió el viraje de Lenin Moreno respecto de Rafael Correa, propiciando el triunfo de Guillermo Laso que allanó el camino para que Daniel Noboa, hijo del empresario Gustavo Noboa, asumiera el poder que aún ostenta.
Lo sucedido en Bolivia, puede ser una buena lección para los movimientos progresistas en América Latina que en 2026 tendrá una prueba de fuego cuando en octubre se celebren comicios en Brasil, bajo el gobierno del histórico Lula Da Silva. El cuadro electoral latinoamericano del año próximo se complementa con elecciones presidenciales en Costa Rica y en Perú, que aún se encuentra bajo el interinato presidencial de José Jerí.
CIALC UNAM






