El Estado ha sido un agente activo de la financiarización. En esta etapa, la deuda pública se mantiene como soporte de un modelo de negocios financieros, en donde lo primordial es sostener el valor de los activos financieros titulizados y las carteras de la banca global y de los inversionistas institucionales.

En este modelo de acumulación de capital se requiere anular la capacidad de gasto del Estado, por medio de un entramado institucional que aspira al equilibrio fiscal permanente y las políticas de austeridad. Esto permite validar la emisión de dinero bancario privado de la FED. La restricción en los egresos públicos es uno de los principales factores que mantienen estancada a la economía y la generación de empleo.

En los países con moneda débil, los mega-conglomerados financieros depredan al Estado al imponer la operación de bancos centrales independientes desligados del financiamiento productivo y las “finanzas sanas”. Esto les permite acceder a múltiples espacios de rentabilidad: en el financiamiento al sector público, en el arbitraje de monedas, en la privatización de los bienes públicos, en el desplazamiento de las PYMES por las grandes corporaciones trasnacionales en la economía local, etcétera.

En el libro The Predator State, J. Galbraith (2008:147) sostiene que la depredación del sector público es una situación en la que la presión económica y política del sector privado da como resultado funcionarios gubernamentales que no reconocen el interés público y, en cambio, administran el sector público para servir a intereses privados. El ejemplo más dramático, se encuentra en la coalición empresarial (financiera y tecnológica), que en la actualidad apoya a Donald Trump en los Estados Unidos.

Si bien en México no tenemos una captura del Estado por las élites empresariales, la depredación se manifiesta a través de las presiones que ejercen las altas finanzas para impedir estructuras regulatorias efectivas en el sector bancario doméstico, la imposición de fuertes restricciones en el gasto público, el mantenimiento del negocio de las Afores, entre otros.

A. Girón (2015) afirma: “La austeridad es la cara del Estado Depredador, beneficia los intereses de los agentes financieros mediante la autorregulación. El Estado se deslina entonces de la regulación, anula el empleo y la ganancia productiva. Indudablemente la austeridad obstaculiza la realización del valor y subsume al ser humano y su libertad a los intereses de los intermediarios financieros internacionales, pero además aleja al Estado de su función como regulador del plusvalor y de la justicia social”.

El modelo de negocios de los mega-conglomerados financieros es incompatible con las necesidades de financiamiento interno. Tenemos un sector bancario desregulado y dominado por agentes extranjeros, que han aprovechado estructuras de mercado no competitivas para mantener altos márgenes financieros y comisiones. Entre 2013 y 2024, las utilidades de la banca aumentaron en 250%, mientras que el crédito como porcentaje del PIB no supera el 28%.

Lamentablemente tenemos una economía incapaz de proporcionar un medio de subsistencia digna a amplias capas de la población. La irracionalidad neoliberal, impuesta sobre el Estado por unas altas finanzas depredadoras, limita las posibilidades de realizar una política económica alternativa.

Profesor de la ENES, UNAM, Unidad León (Gto) y miembro del Centro de Análisis de Coyuntura Económica, Política y Social (CACEPS), caceps@gmail.com

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios