Salir con vida… (corta). No se trata de regatear el alcance de lo obtenido. Mientras hay vida hay esperanza, se dice. Y la percepción es que el lunes salimos del corredor de la muerte con un mes más de gracia para el acuerdo comercial que en gran medida mantiene a flote la economía del país. Un mes más de vida para el 80 por ciento de nuestras exportaciones en el marco el T-MEC, amenazado a su vez de muerte para este o el siguiente año. Pero un mes no ofrece certidumbre para planear las inversiones que le permitan al país salir del estancamiento. Ni siquiera las programadas para mantener el ínfimo crecimiento proyectado para este año. Y está por verse si en el régimen hay capacidad para salir de este trance sinestro al que fuimos ciertamente empujados por Trump, pero a cuyas puertas nos condujeron las decisiones de López Obrador.

Oportunidad perdida. Pero si el lunes se abrió la oportunidad de quitarle a Trump motivos o excusas para el castigo comercial, hoy, a 29 días de vencerse el plazo concedido para disipar el cargo de un país gobernado por los cárteles, y no por un estado de derecho, este 5 de febrero se dejará ir la ocasión de enviar una señal simbólica de enmienda. En su lugar se impuso un mensaje de profundización del proyecto demoledor del estado de derecho, con la exclusión de la ceremonia del aniversario de la Constitución a la cabeza de uno de los poderes de la República, la presidenta de la Suprema Corte: nuestro tribunal constitucional, el “intérprete supremo” de la carta magna que se conmemora. Herencia viva del expresidente López Obrador, en los peores días de descalificación por Trump del régimen mexicano, surgió uno de los episodios más autodenigrantes de su captura en curso del Poder Judicial. Una tómbola, además manipulada por el oficialismo, seleccionó a un lote de aspirantes afines a ministros de la Corte.

Incógnitas. Pero hay también incógnitas sobre lo no tratado en la conversación Sheinbaum-Trump, o simplemente no informado en los anuncios de la “pausa”, pero que sin duda incidirán en la evaluación de Washington sobre el combate mexicano a los cárteles. Una es la acusación de Trump de que los narcotraficantes mexicanos mantienen una alianza intolerable con el gobierno de México. Otro, la inclusión de los cárteles de nuestro país en la lista del terrorismo internacional, lo cual anunciaría su inminente búsqueda o su persecución —ya en marcha— por cielos, mares y territorios mexicanos.

Madeja. Respecto del primer punto parecería bien calificado el cambio de estrategia del gobierno de Sheinbaum en materia de seguridad, incluyendo la restitución de la cooperación de las agencias estadounidenses. Pero esa nueva estrategia parecería topar con esa “alianza intolerable” hampa-gobierno, de que habla Trump, que estaría impidiendo jalar los hilos de una madeja alucinante en la que quedarían enredados, entre otros, el gobernador de Sinaloa y el partido oficial con sus abrumadoras victorias narcoelectorales a lo largo de la costa del Pacífico.

No hay fijón. Y respecto del segundo enigma, sin duda estarán presentes en la evaluación del compromiso antinarco de México los grados de resistencia, cooperación o displicencia colaborativa de las autoridades de este lado ante la infinidad de posibilidades de incursión en cielos, tierras y mares mexicanos de las fuerzas de seguridad estadunidenses en busca de ‘narcoterroristas’. ¿Qué tal el vuelo del avión de la fuerza área de Estados Unidos sobre el estrecho mar de Cortés, entre dos estados de la república mexicana, con sensores en el fuselaje capaces de escanear desde el sur de Sinaloa hasta al sur de Sonora y de Cabo San Lucas a Guerrero Negro? ¿Un cale? ¿Y qué tal la respuesta de la Defensa de que no hay fijón porque la nave voló sobre aguas internacionales? Incógnitas.

Académico de la UNAM

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