La buena lectura. Ha sido desigual la recepción en la esfera pública a la convocatoria de la presidenta Sheinbaum de responder a la agresión arancelaria de Trump el domingo, en el Zócalo, con un mitin multitudinario que llamó “asamblea”. Por un lado, está la buena lectura de un segmento de la opinión que le reconoce a la mandataria la capacidad de mantener su publicitada “cabeza fría”. Esto, incluso al filo de la ruinosa guerra comercial a la vista, con probables efectos en una recesión planetaria que toma a México, de por sí, al borde de su propia recesión, prefigurada desde antes de la crisis. Según esta buena lectura, la presidenta calcula que esta semana todavía pueden cambiar las cosas y no sería conveniente una precipitación con represalias “arancelarias y no arancelarias” decididas de botepronto, como lo han hecho Canadá y China. En abono de esta posibilidad, se argumenta la moderada reacción de los mercados, los que, por lo visto, no les auguran mayor sustentabilidad ni duración a las aberrantes medidas de Trump.

Memorial de estragos. De materializarse en la semana —hoy mismo, se anticipa— este escenario, digámosle, optimista, la “asamblea” dominical podría centrarse en el éxito de la gestión de crisis de Palacio, gracias a la firmeza de principios patrios y el aplomo mostrados por nuestra presidenta. Nada importa que en la comunidad internacional seamos vistos como ‘free riders’, es decir, viajeros de aventón, a salvo sin sufragar el precio pagado por quienes respondieron con sus propios aranceles y se plantaron frente al ogro naranja. Más importante es el memorial de estragos que ya se puede integrar con el precedente dejado por Trump en este episodio. En primer lugar, la desconfianza de los agentes económicos ante el hecho de que en cualquier momento el presidente de Estados Unidos puede amagar con ponerle a fin a décadas de construcción de entendimientos y de un clima saludable en la convivencia regional. Ahora que, si el problema se mantiene sin solución —o si el ‘indulto’ que hoy les ofrezca Trump a sus ‘réprobos’ vecinos no es satisfactorio— la “asamblea” dominical podría no tener más alternativa que derivar a un lenguaje de confrontación con potencial de dificultar más el deseable acuerdo en el menor plazo.

La lectura latinoamericana. Es conocida la proclividad a apelar al recurso del mitin: el de las movilizaciones masivas de clientelas, por parte del oficialismo de hoy y del antiguo régimen del partido hegemónico de la posrevolución. Derivación del Recurso del Método, la novela del género de dictadores latinoamericanos del cubano Alejo Carpentier —y, más precisamente— de dictadores ilustrados, el recurso del mitin sería uno más de los infinitos recursos y poderes que suelen acumular los regímenes predemocráticos o posdemocráticos de nuestro subcontinente para mostrar fuerza y respaldo popular. Parodia del Discurso del método de Descartes, cuyo título original se traduce como Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias, el Recurso del método, y su derivado recurso del mitin, serían —se ha repetido— lo menos cartesiano imaginable.

Oscuridad. En efecto, lo que menos parecería mover al régimen mexicano en su “asamblea” multitudinaria del domingo en el Zócalo sería una conducción de la razón y la búsqueda de la verdad. Hay zonas oscuras en la incapacidad del régimen para asumir la realidad del complejo político criminal que domina vastas extensiones del territorio nacional, desde donde —afirma Trump— se pone en riesgo la seguridad de Estados Unidos. Claro: con el agravante —para México y el mundo— de que en esta crisis la contraparte radicada la Casa Blanca lleve la superioridad también en el rubro de la sinrazón y del ocultamiento y la manipulación de la verdad.

Académico de la UNAM. @josecarreno

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios