En nuestra participación anterior explicábamos que el mundo está atravesando por un profundo cambio de época histórica. Cada vez más la Modernidad muestra signos de debilidad para dar lugar a lo que hemos denominado la Artificialidad. Como todo cambio de época, la transición está suponiendo una serie de crisis antropológicas, de las que distinguimos ocho. En esta participación desarrollaremos una muy relevante: la crisis de soledad.
La soledad puede considerarse una pandemia que se ha extendido por el mundo. Cada vez más personas se sienten solas. Algunos datos confirman la seriedad del problema: hace tres años, en Estados Unidos, una gran mayoría de personas declaraban no haber hecho un solo nuevo amigo en los últimos cinco años. En España, los hogares unipersonales crecen a doble dígito todos los años y en Japón y el Reino Unido se han creado oficinas gubernamentales para atender el problema de la soledad.
¿Por qué se ha incrementado tanto la soledad en el mundo? La respuesta a esta interrogante es múltiple, pero quizás habría que destacar que la exposición a pantallas y redes sociales ha cambiado de forma profunda la forma en que las personas se relacionan.
De acuerdo con distintos estudios la forma en que las personas conviven en las redes sociales es distinta a como lo hacen en la vida real: mucho de lo que se muestra sobre los estados de ánimo es falso, la entrada y salida se hace sin generar compromiso, la identidad se modifica a través del anonimato o pseudonimato y el lenguaje es más violento. Al parecer, en las redes sociales los vínculos entre las personas se debilitan.
Además de lo anterior, la relación con pantallas parece aislar a las personas. Para generar relaciones profundas con los demás se requiere apertura y escucha, cualidades que suponen colocar el foco de atención en los demás. A contrario sensu, las pantallas han mostrado que más que poner el interés fuera de uno mismo acentúan el ensimismamiento.
Los seres humanos somos sociales por naturaleza. Aristóteles definía al hombre como un zoon politikón, lo que significa que alcanzamos nuestro pleno desarrollo en relación con los demás. En la época de Segunda Guerra Mundial, la Universidad de Harvard inició un estudio con más de 700 personas. Se trató del estudio más largo de la historia porque duró más de siete décadas. La finalidad del estudio era descubrir que es lo que hace que las personas sean felices y vivan más años. Para ello fueron siguiendo la vida de estas personas de cerca. Todos los años las entrevistaban a ellas, a sus familias, a sus compañeros de trabajo y les realizaban exámenes médicos a profundidad.
Del estudio de derivaron miles de datos de los que surgió una conclusión impresionante: más allá que cualquier otra cosa, lo que hace que las personas sean más felices y vivan más años son sus relaciones con los demás. Relaciones profundas, porque una persona puede estar rodeada de personas, pero aislada. Cada vez es más claro que la soledad mata a las personas y estamos en un mundo en el que cada vez crece más. Más allá del plano político o económico se trata de uno de los más grandes desafíos del momento actual.
Presidente de la Junta de Gobierno de la UP-IPADE