Xóchitl Gálvez, tras un sorpresivo despegue, ya se desinfló y no tiene probabilidad alguna de remontar la distancia que se registra respecto de Claudia Sheinbaum. Esa es la narrativa que López Obrador y su partido quieren imponer en el ánimo ciudadano, justo porque eso repercute negativamente en las probabilidades de la oposición, y eleva las de Morena.
Cierto que se generó un vacío tras el proceso para designar a la Coordinadora del Frente Amplio que sí logró atraer la atención pública. Pero era natural que eso ocurriera, pues por un lado al culminar la primera fase cabe preparar lo que sigue, y eso no se da por arte de magia. La primera parte tardó meses en configurarse y salió esencialmente bien. La segunda fase, en buena parte más complicada, no podía estar lista al día siguiente del nombramiento de Xóchitl como Coordinadora. Ella misma tiene que configurar a su equipo, y sus asesores publicitarios requieren tiempo para recaudar información pertinente y desarrollar una estrategia publicitaria más eficaz. Y, como Xóchitl misma ha aclarado, no se puede hacer campaña abierta ni hacer propuestas sino hasta el inicio formal de las precampañas a fines de noviembre.
Por otro lado, la narrativa oficial del inevitable y “arrasador” triunfo es validada por muchos medios, conductores y opinadores incluso reconocidos como críticos de AMLO, y se basa en varias encuestas que ponen muy arriba a Claudia, sin compararlas y ajustarlas con otras que le conceden menos ventaja.
Eso contribuye a hacer más creíble la idea de que Xóchitl no sólo no creció, sino que cayó de su primer impulso, que se desinfló. No es así, aunque esa podría ser la conclusión si se dan por válidas aquellas encuestas que arrojan una enorme ventaja a favor de Claudia Sheinbaum por encima de Xóchitl, sin mayor revisión o reserva. Y es que hay gran variedad en los resultados.
Dos encuestas de larga data, Covarrubias y Demotecnia (De las Heras), ponen dicha ventaja en 50 puntos o más, algo que ni AMLO consiguió en su mejor momento y con los astros alineados a su favor (pues alcanzó un nada despreciable 30 puntos de ventaja). Por lo cual es un tanto absurdo validar sin más esas dos encuestas, como lo hacen los obradoristas por ser favorables a su causa. Y es que sabemos que las encuestas suelen utilizarse como instrumento de propaganda, haciendo aparecer a quien las contrata más arriba de lo que en realidad están.
Vino después la encuesta de Buendía con 30 puntos de ventaja para Claudia, algo más razonable, pero aún con una ventaja muy alta. De nuevo, validarla sin reservas contribuye a generar una impresión favorable a Morena, pero quizá incorrecta. Por ejemplo, Buendía., en la elección federal de 2021 para el Congreso, erró en su pronóstico por 15 puntos, y en la del Congreso capitalino falló por 20 puntos a favor de Morena. De aplicar ese margen de error a su actual encuesta, la ventaja real de Claudia podría ser sólo de 10 a 15 puntos. Muy distinto.
Por su parte, la encuesta de GEA-ISA arroja también ventaja para Claudia, pero de 18 puntos; 12 menos que la de Buendía. Y más aún, la de México Elige marca una distancia de 10 puntos a favor de Sheinbaum, cinco veces menor que la que proyecta Demotecnia. Y por eso los obradoristas la criticaron por ser electrónica y no domiciliaria. Pero lo que más cuenta es la representatividad del marco muestral. Así, pese a su cuestionado método, México Elige proyectó en Edomex un triunfo de Delfina Gómez por 8 puntos, justo lo que ocurrió, mientras que otras le daban hasta el final 20 puntos o más de ventaja.
Finalmente, casi siempre conforme se acerca la elección, los números cambian significativamente para uno u otro lado. Ante lo cual, lo más probable es que de las proyecciones que se hacen en estos días, resulte una fotografía probablemente distinta al resultado final, incluso si gana Morena.