Las cosas se están moviendo muy rápido en el tablero electoral, y seguirán haciéndolo conforme se acerque la fecha clave. Así ha sido en todas las elecciones, al menos desde 1988. El surgimiento de Xóchitl Gálvez modificó las perspectivas y el ánimo en la oposición, al ver su potencial para enfrentar a Morena. El presidente también lo vio, y de ahí sus fúricos ataques y el asedio judicial.
Pero las cosas se movieron de nuevo: la encuesta oficial del Frente Amplio para definir a los tres finalistas generó nuevos temores o expectativas. Sorprendió a muchos el resultado de la encuesta domiciliaria, pues puso a Beatriz Paredes a sólo tres puntos de distancia de Xóchitl Gálvez. Un resultado atípico que no había sido reportado por ninguna otra encuesta en las semanas previas.
Y también resultó extraño que la encuesta telefónica tuviera un resultado tan diferente respecto de la domiciliaria, poniendo a Xóchitl con 33 puntos de ventaja sobre Paredes. ¿Por qué tanta distancia? Los expertos señalan que las encuestas telefónicas pueden diferir algo de las domiciliarias; sí, pero no en 30%.
Por otro lado, de haberse promediado ambas encuestas por igual (50 y 50%) Xóchitl Gálvez hubiera obtenido 20% de ventaja sobre Beatriz Paredes, pero como se ponderó la telefónica con 30% y la domiciliaria con 70%, la ventaja se redujo a 12%. De cualquier manera es un margen difícil de remontar en poco tiempo. Lo atípico del ejercicio generó dudas y sospechas, sobre todo entre los partidarios de Gálvez. Pero también despertó en muchos la idea de que Beatriz podría en efecto ganar genuina y legítimamente. Varios colegas así lo han escrito.
Ante la ventaja que mostraba Xóchitl, muchos suponían que los demás contendientes simplemente cumplirían el protocolo de la contienda para aprovechar las ventajas del proceso del Frente Amplio (abierto a la ciudadanía por primera vez), pero asumiendo que ya había ganadora. Pero no fue el caso con Beatriz Paredes, que con el respaldo de su partido se decidió a competir en serio por la “Coordinación” del Frente.
¿Qué razones podría tener el PRI para competirle en serio el triunfo a Xóchitl? Hay varias interpretaciones. A) Una, que el PRI y Beatriz de verdad creen que pueden ganar la candidatura opositora, y después ser competitiva frente a Morena. Algo que desde fuera se ve como muy poco probable.
B) Otra interpretación es que el PRI, asumiendo que la candidata presidencial será Xóchitl, se quedará sin espacio alguno. Perdió el Estado de México, su bastión, y el PAN considera la capital como espacio propio para determinar la candidatura. Hay trascendidos que señalan que el PRI busca lograr del PAN que, a cambio de un apoyo ya franco a Gálvez, le ceda la candidatura capitalina (a favor, se dice, de Enrique de la Madrid).
Desde luego, en esa hipótesis el PAN no cedería tan fácilmente eso, pero quizá lo haría para lograr el franco apoyo priísta a Xóchitl (que desde luego ya fue aceptada por la dirigencia blanquiazul contrariamente a lo que muchos suponían).
Como sea, la encuesta final (según se me ha informado) será igual que la primera (telefónica con 30% de ponderación y una domiciliaria con 70%), en cuyo caso Xóchitl mantendría al menos el 12% de ventaja. Y si le sumamos los votos de Creel, lo que es prácticamente seguro, el margen crece.
Finalmente, muchos asumen que los votos y firmas de De la Madrid irán a Paredes por ser ambos priístas. Pero mucha gente que dio su firma o votó por él se ha expresado a favor de Gálvez. Se puede decir que, pese a las dudas y sospechas, las probabilidades del triunfo interno de Xóchitl han vuelto a crecer.