Las más recientes encuestas reflejan que la intención de voto a favor de Morena y sus aliados supera con mucho a la oposición, incluso unida. Si ahora fuera la elección, el candidato(a) de Morena podría obtener una votación semejante a la que captó López Obrador en 2018. ¿Es viable que eso ocurra en 2024? En principio todo puede ocurrir, pero sería un poco extraordinario que así sucediera, pues las condiciones políticas de 2024 serán muy distintas a las que privaron en 2018. Veamos:
1- El carisma de López Obrador es peculiaridad de él, además de que fue cultivando el apoyo de amplios sectores por varios años. Quien compita por Morena no tiene ni una de esas dos ventajas. Desde luego AMLO traspasará su propia popularidad al candidato oficial, pero su atractivo personal (para sus seguidores) no puede heredarse. Y ninguno de los tapados ha recorrido el país ni hecho el trabajo de tierra que realizó López Obrador.
2- En 2018, Morena aparecía como un partido nuevo que jamás había gobernado, ni siquiera un estado. Y el gran público le da más importancia a las siglas de un partido que a los miembros de carne y hueso que lo forman. Muchas de las figuras de Morena ya habían gobernado desde cargos importantes, o como gobernadores o alcaldes. Pero hubo la ilusión de que sería la primera vez que gobernara ese partido, y se generó el sueño y la esperanza de que sus promesas podían cumplirse cabalmente, iniciando una etapa dorada de nuestra historia. Buena parte de quienes votaron por AMLO lo lo hicieron bajo esa expectativa, y de hecho la siguen teniendo. Pero otra parte sólo lo hizo como castigo al PRI y al PAN, y si acaso dieron “el beneficio de la duda” al Líder nato de Morena. Esos ya tienen elementos para ver que la utopía obradorista era eso, y que no arrojó en muchos casos resultados satisfactorios. Hay para esos votantes elementos para no votar de nuevo para Morena.
3- Diversos sectores, gremios y organizaciones creyeron que AMLO impulsaría su agenda respectiva. Ya vieron que más bien es indiferente cuando no contrario a ella. Los ha ignorado, descalificado, insultado y calumniado. Y son muchos; feministas, médicos, ecologistas, padres de niños enfermos, víctimas de la violencia, científicos, organismos de derechos humanos y clases medias en general. ¿Votarán de nuevo por Morena?
4- Lo que también ayudó a disparar el voto de AMLO fue el pleito abierto entre el PRI y el PAN, y en particular, la confrontación personal entre Peña Nieto y Ricardo Anaya. El presidente respondió con persecución legal, que ciertamente redujo la intención de voto de Anaya. Pero esos votos perdidos fueron a dar en los bolsillos de AMLO. En 2024 podrían ir esos partidos en coalición, y aún si MC va por su lado, no tiene que haber una confrontación como la de 2018.
5- En 2018 Morena llegó unido en torno a su jefe. Hoy empiezan a mostrarse fisuras debido a la lucha interna por el poder (como ya lo vimos en el Senado). Probablemente no llegará al desmoronamiento antes de 2024 (quién sabe después), pero quizá sí genere alguna perdida del voto al partido oficial.
Así, aunque las encuestas sugieran una votación semejante a la de AMLO en 2018, es probable que se vaya ajustando a algo menor. Podría estar por los 40 % o algo más, pero difícilmente rebasará el 50 %. ¿Suficiente para ganar? Desde luego, sobre todo si la oposición se presenta dividida. De ir ésta con una sola candidatura, no se descarta que Morena pueda ser derrotado. Pero también es cierto que también estará a favor del partido oficial algo que no hubo en 2018: el número de estados gobernados y, más determinante aún, la disposición presidencial a asegurar el triunfo de su partido, por las buenas o por las malas. Esto último no lo hubo en 2018 (no contra Morena), pero seguramente lo habrá en 2024.