Los obradoristas incluyen en su engañoso discurso la idea de que si hay elecciones en cualquier régimen, eso lo hace en automático democrático. No es así.

Por un lado, la democracia exige muchas otras características esenciales. Y por otro lado, para que una elección sea considerada democrática, tiene que cumplir varios requisitos, como equidad, presencia de más de una opción, competitividad, autonomía de la institución organizadora y transparencia.

Así, si en un sistema de partido único se realizan elecciones, difícilmente se puede considerar que eso lo haga una democracia (como ahora afirman los morenistas respecto a su dictadura aliada de Cuba).

O bien, si dicha elección se celebra en un sistema de partido hegemónico (es decir, un partido de Estado que convive con una oposición formal, pero no competitiva), se puede considerar una democracia (como discutimos numerosas veces con los priistas de antaño). Hoy volvemos varios años atrás, pues ese debate, que parecía ya superado, vuelve a ser vigente con Morena.

En efecto, a partir sobre todo de 1996 dejamos de tener elecciones de Estado (en la que los recursos humanos, monetarios e institucionales del gobierno, se utilizan a favor del partido o coalición oficial). Pero ese tipo de elección regresó en 2024 (no fue el caso en 2021 y por eso no le fue tan bien a Morena, como esperaba).

Y desde luego, después de la elección de 2024, el INE y el TEPJF, que fueron la principal punta de lanza de la incipiente democracia mexicana, le dieron la puñalada por la espalda al regalarle a la coalición ganadora una mayoría calificada –lo que en automático convierte a un régimen en antidemocrático-, pasando además por encima de la Constitución al aplicar dos criterios distintos y opuestos a un mismo artículo (el 54).

Pero, ahora, Morena sostiene además –con su engañosa lógica- , que nuestro país será el más democrático del mundo. Y eso, porque se elegirán por voto popular a los tres poderes del Estado, mientras que en otros regímenes democráticos se elige sólo a dos (el Ejecutivo y el Legislativo) o sólo a uno (el Legislativo, en los sistemas parlamentarios)

Bajo ese razonamiento, en realidad México será más democrático incluso que los regímenes parlamentarios, como los escandinavos, Bélgica, Nueva Zelanda, Alemania, Inglaterra, Canadá. ¿Es en serio?

Pues con razón bajo esa "lógica", México tendría un sistema de salud no igual, sino mejor, que el de Dinamarca. Ahora ocurre lo mismo con el régimen democrático, según Morena.

Por lo pronto, de acuerdo al indicador World Press Freedom, hoy ocupamos el lugar 84 de 167 países, mientras que en 2018 estábamos en el sitio 73; un descenso de 11 lugares durante el gobierno de AMLO.

Pero, por fortuna, tras la elección judicial superaremos incluso a Noruega, que hoy ocupa el primer sitio. Evidentemente, muchos de los miembros de Morena (dirigentes, legisladores y corifeos) tienen la suficiente preparación e información como para no creer en semejantes engañifas, pero lo dicen con toda seriedad y firmeza con el propósito de engañar al mayor número posible de ciudadanos que no cuentan con información ni preparación teórica. Y son muchos.

Ellos saben que la elección judicial que se celebrará en unos días no nos hará más democráticos, sino por el contrario, contribuirá significativamente a terminar con la división de poderes al someter el Poder Judicial al Ejecutivo.

Y la división de poderes –no sólo las elecciones competitivas- es un requisito indispensable para hablar de democracia. En lugar de avanzar en ese camino, estamos retrocediendo décadas.

Analista. @JACrespo1

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