El anuncio del proceso de selección del Frente opositor, y la irrupción inesperada de Xóchitl Gálvez modificaron sustancialmente el panorama político. Eso no significa que ya sepamos qué va a pasar en 2024, sino que se abrieron nuevos escenarios y otros han perdido probabilidades.
Ante lo cual, exploremos algunos de estos posibles escenarios. En todos ellos partimos de una premisa que parece bastante probable, pero que no se puede dar por inevitable; el triunfo de Xóchitl como candidata del Frente Amplio.
1) Claudia Sheinbaum queda como la candidata de Morena, y Marcelo Ebrard, pese a las advertencias que ha hecho de romper en caso de que perciba trampas, se queda. De ser así, si Xóchitl sigue creciendo a un ritmo elevado, podría derrotar a Claudia, que personalmente parece mucho menos atractiva que Gálvez.
La fuerza de Claudia no está en su personalidad, su discurso o sus propuestas, sino en el respaldo de AMLO y en el aparato del partido/gobierno. En cambio, la fuerza de Xóchitl se basa en su trayectoria, su personalidad y la confianza que a muchos inspira. Las “élites rapaces” no la pusieron ahí (y tampoco la podrán quitar).
2) Ante un crecimiento constante de Xóchitl, AMLO calcula que Claudia podría perder y que Ebrard tiene más elementos para enfrentarla con éxito. Entre el dilema de perder con Claudia y quizás ganar con Marcelo, podría terminar inclinándose pragmáticamente por lo segundo. La contienda sería pues, entre Marcelo y Xóchitl (cualquiera podría ganar).
3) López Obrador insiste en favorecer a Claudia. Ante lo cual, Marcelo decide abandonar Morena. Si Ebrard aparece como candidato de otro partido (MC, quizá con una parte del Partido Verde), el voto opositor se dividiría, facilitando el triunfo de Sheinbaum, pese a su debilidad inherente como candidata. Sería, paradójicamente, un escenario más favorable a AMLO, quizá incluso que el de un Marcelo disciplinado en Morena.
4) Pero en el escenario anterior podría haber una variante, aunque menos probable; pese a la candidatura alterna de Marcelo, Xóchitl crece a tal grado que puede ganar a sus dos contendientes. Eso exigiría que en verdad la hoy senadora se convirtiera en un verdadero fenómeno político (lo cual no se descarta, pero tampoco se ve fácil).
5) Otra variante del escenario 3 —la ruptura de Marcelo y su candidatura de MC— sería que la dirigencia de ese partido y el propio Ebrard calculen que no podrán ganar la Presidencia, y en cambio Claudia sería la más probable ganadora. El saldo para Ebrard sería: ningún cargo importante, además de ayudar indirectamente al triunfo de su no muy querida rival.
Ante lo cual, MC y su candidato deciden que más les conviene pactar con el Frente Amplio, pese a la presencia del PRI, declinando Marcelo a favor de Xóchitl, contribuyendo así a un eventual triunfo del Frente. ¿A partir de qué? De que Xóchitl no sólo no es priista (y formalmente, tampoco panista), y en cambio tiene buena relación con MC y con Dante Delgado (y al parecer, también con Marcelo). Incluso es parte de Mexicolectivo.
En tal caso, Ebrard podría ganar algo importante y contribuiría a derrotar a su adversaria. El saldo sería más positivo que mantener una candidatura perdedora que además ayude al triunfo de Sheinbaum. Y lo mismo podría decirse de MC; mejor participar en un gobierno de coalición que quedar aislado y cargar por mucho tiempo con el estigma de “esquirol” de López Obrador.
Desde luego, cada escenario depende del cálculo que hagan los distintos actores y de cómo estén las intenciones de voto en el momento de que se tomen las decisiones clave. Aunque algunos de estos escenarios son más probables que otros, por ahora yo no descarto ninguno de ellos.
El peor para la oposición sería el 3, y el mejor, desde luego, sería el 5. Con todo, aquí no se incorpora una variable clave que da lugar a otros escenarios; los coletazos que puede dar AMLO para evitar la derrota de su partido, poniendo en riesgo la estabilidad política.
Analista. @JACrespo1