Cuando tomes agua de un pozo,

pregunta: ¿quién hizo el pozo? 

Proverbio chino.

El pasado 17 julio, asistí a una ceremonia solemne en la sede de la representación diplomática de la República Popular China, como un viejo amigo de ese país amigo de México, el objetivo fue dar la bienvenida al nuevo representante diplomático en México, el Embajador Chen Daojiang quien recibió el saludo cordial de muchos amigos.

El nuevo Embajador notablemente joven se presentó ataviado con la vestimenta tradicional de cuello Mao, me permitió saludarlo y me percate de su extraordinaria sencillez, fue recibido por diversas autoridades mexicanas tanto de la Secretaría de Relaciones Exteriores, del Senado y la Cámara de Diputados quienes expresaron en su alocución sus mejores sentimientos de amistad y cooperación con la República Popular China y especiales con un espíritu de cooperación solidaria para fortalecer la asociación estratégica entre las dos Repúblicas amantes de la Paz, la no intervención, autodeterminación y solución pacífica de las controversias.

La llegada del nuevo Embajador es en un momento clave para continuar estrechando los indestructibles lazos de amistad entre China y México, muy especialmente la cooperación bilateral incluyendo la cooperación política la cual ha continuado desde el establecimiento de relaciones diplomáticas aquel 14 de febrero de 1972 cuando los representantes permanentes de China y México en las Naciones Unidas firmaron el comunicado conjunto que estableció sus relaciones diplomáticas en la Ciudad de Nueva York, instrumento firmado por el entonces Embajador en la ONU de Don Alfonso García Robles así como del Embajador Wuang Wua. El documento firmado en aquel entonces fue el acta de nacimiento de la amistad, y cooperación de los dos países bajo principios de respeto mutuo a sus soberanías, independencia, integridad territorial, no agresión.

La invitación recibida me hizo recordar mi presencia en momentos fundamentales de la grandeza y prestigio de la política exterior mexicana , muy especialmente mi presencia el 5 de octubre de 1971 cuando fui testigo como joven oficial del Estado Mayor del Presidente Echeverría de aquel histórico discurso al mundo, reconociendo a la República Popular China como la única representante legal y legítima de pertenecer a la Organización de Naciones Unidas y su sitio que le correspondía en el Consejo de Seguridad. Lo recuerdo con especial emoción las breves muy breves palabras cuyo texto es el siguiente: “un avance trascendental para realizar el principio de una universalidad será dar la bienvenida durante el actual periodo de sesiones a los representantes de la nación que alberga su territorio a la cuarta parte de la población del mundo: la República Popular China y su consecuente ingreso al sitio que le corresponde en el Consejo de Seguridad. Al mismo tiempo será necesario reconocer que la soberanía y la integridad territorial de la nación de China son jurídicamente indivisibles”.

También recuerdo que el 25 de octubre del mismo año, el gobierno de México tomó la decisión política de votar a favor de la resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas propuesta por Albania, Argelia y 23 países más, pidiendo la restitución a la República Popular China de todos sus legítimos derechos en las Naciones Unidas, reconociendo que los representantes de la República Popular China son los únicos representantes legítimos de China en la Naciones Unidas, debiendo expulsar inmediatamente a los representantes de Chiang Kai-shek del puesto que ocupaba ilegalmente en la organización internacional. El día que se adoptó la resolución, la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicanas emitió un comunicado en el cual anunciaba la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno de Chiang Kai-shek.

No sé por qué el destino me permitió ser testigo de la historia en un momento crucial cuando China estaba aislada, marginada de la comunidad internacional pasando hambrunas, desesperanza lo cual constante la alegría del pueblo del gobierno cuando conocí a Beijing el 19 de abril de 1973 percatándome de la grandeza de China con fe y esperanza en el porvenir que el presente constata que la historia les dio la razón.

Como Director del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo, instrucciones de invitar a alumnos para que hicieran su maestría en esta institución bajo la coordinación de la distinguida Directora Rosario Green de quien guardo una memoria inolvidable primera Canciller de la República y sub secretaría de la ONU, actualmente China se proyecta con certera visión paso a paso como la segunda potencia económica y tecnológica mundial, pudimos constatar que en el pasado del mes de abril de este año celebró en Beijing el primer maratón de humanoides del mundo quienes corrían junto a atletas humanos evento que atrajo la cobertura de la prensa mundial.

Los últimos diez años han sido de un crecimiento económico y velocidad vertiginosa en todos los campos, la ciencia, la cultura ejemplo ante el mundo, su proyección para el plan (2021-2025) dibuja un desarrollo de alta calidad sin abandonar que los seres humanos son el centro y beneficiarios de los avances tecnológicos proyecta progresos en la robótica, la inteligencia artificial, energías limpias, cero hambrunas, trenes de alta velocidad, comercio digital, en exploración espacial sobresale el reciente lanzamiento de la misión Tianwen-2, producción cinematográfica con creatividad y propiedad intelectual.

Nada es obra de la casualidad, el avance de China ha sido bajo planes y el trabajo constante y la disciplina de su pueblo bajo la dirección de su gobierno, los planes quinquenales han sido fundamental para proyectar el desarrollo de la economía y la exaltación de su juventud amante de la Paz.

De todas las misiones a lo largo del mundo me enriqueció mucho la presencia en la UNESCO en París y experiencias en la Unión Europea también importante fue visitas de estudio en los Estados Unidos especialmente como conferencista sobre temas de cooperación en la Universidad de Nueva York que es inolvidable la invitación de su Rector estableciendo un dialogo fraterno con el coordinador de esa Conferencia el Embajador John Dimitri Negro Ponte quien fue Embajador de Estados Unidos en México. Esta experiencia nutrió mi riqueza cultural para entender al mundo, siempre respeté las instituciones de cada país y fui respetado, pero no se puede comparar con la trascendencia de estudios y múltiples visitas a China que emerge como una potencia de la Paz.

Lic. Jorge Nuño Jiménez 

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