Honor a quien honor merece:

a Don Venustiano Carranza,

creador del Ejército Constitucionalista.

Los tres poderes de la unión y el pueblo agradecidos rindieron ayer en las Instalaciones del 27/o Regimiento de la Caballería Motorizada en Cerralvo, Nuevo León, emotivo y justo homenaje a las virtudes, y tradiciones de nuestro glorioso Ejército Mexicano, paladín de acendrado patriotismo. La nación le tiene simpatía, respeto, confianza y cariño, reconocen cada año sus valiosos servicios que, con desinterés, abnegación y sacrificio inquebrantable, ofrendan su propia vida defendiendo la seguridad interior y exterior de la república.

El Ejército Mexicano nació aquel 19 de febrero de 1913 hace 112 años en la Hacienda de Guadalupe, estado de Coahuila. Surgió de las entrañas del pueblo integrándose por campesinos uniformados quienes dejaron el arado y tomaron las armas, inspirándose en la defensa del orden constitucional vulnerado, la defensa de la democracia, constituyéndose en centinela y guardián de las instituciones de la república.

En la fecha antes mencionada Don Venustiano Carranza, varón de Cuatro Ciénegas, entonces gobernador del Estado de Coahuila, impulsa el “Plan de Guadalupe”, envía una excitativa al Congreso local desconociendo al usurpador, chacal, borrachales, de cuyo nombre no quiero acordarme, quien había asesinado al presidente Don Francisco I. Madero.

El Plan de Guadalupe fue promulgado el 26 de marzo de 1913, en la Hacienda del mismo nombre. Ese Plan estableció la creación de un “Nuevo Ejército” del pueblo, que fuera pilar sólido, defensor de la soberanía y las instituciones democráticas.

Los integrantes del Ejército son herederos de sentimientos nacionalistas, de aquellos valientes soldados que acompañaron a Hidalgo, Morelos, Vicente Guerrero que lucharon por la independencia nacional.

Ejemplo que nutre los sentimientos de las Fuerzas Armadas es la de aquellos soldados que acompañaron al presidente Juárez, autor de la segunda Independencia de México, cuyo Ejército Republicano puso fin en el Cerro de las Campanas a aventuras intervencionistas, hasta su entrada triunfante a la Ciudad de México el 11 de enero de 1861, después de fusilar a Maximiliano y secuaces, malos mexicanos traidores a la patria, Miramón y Mejía.

Las Fuerza Armadas no duermen, no se cansan simplemente obedecen con lealtad el mandato de la Constitución General de la República, han sabido fortalecerse a lo largo del espacio y el tiempo, piensan siempre en un México moderno y democrático.

Actualmente se le han asignado nuevas tareas y retos que sabrán cumplir, como una fuerza en tiempos de paz, encargándose de la construcción de Aeropuertos, obras de infraestructura. Más confiable para el avance y el progreso de México, sin demérito de defender nuestras libertades.

Del Río Bravo al Suchiate México se siente salvaguardado, confía en sus leales Fuerzas Armadas constitucionales, las cuales no escuchan el canto de las sirenas, pierden su tiempo aquellos politólogos de café y agoreros del desastre. La consigna de los soldados es solo una: la patria es primero (Vicente Guerrero).

Soldados sigan adelante cuando el clarín de la guerra los llame a cumplir sus sagrados deberes de defender a su patria. Ustedes han protestado seguir con fidelidad y constancia a nuestro lábaro patrio, icono, símbolo de independencia y de honor militar.

Lic.Lic. Jorge Nuño Jiménez

Internacionalista

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