Los antecedentes de la guerra de los Estados Unidos en contra de México son muy claras obedece a una doctrina llamada “El Destino Manifiesto” la cual preconizaba la Divida Providencia eligió al pueblo Norteamericano el derecho de posicionarse de todo el continente americano, esta doctrina fue importada por Thomas Jefferson, y apoyada con la generosidad de la religión protestante de inspiración puritano – calvinista, ofrecía a estos que huían de una persecución religiosa en Europa la posesión de tierras para impulsar el desarrollo económico de una nación pigmea enclavada en las trece colonias.
La doctrina del destino manifiesto a cuyas ideas del pensamiento protestante, compartida por las clases cultas y por la mayoría semi analfabetas. Así el destino manifiesto consentía en la convicción del que el pueblo de los Estados Unidos de América tenía un derecho concedido por dios de extenderse y posesionarse del todo el continente para desarrollar en el “La Experiencia de la Libertad”, pensando que el pueblo norteamericano era superior a los demás hombres del continente.
Thoma Jefferson escribía: “Nuestra confederación a de ser considerada como el nido del cual partirán los polluelos destinados a poblar a América. El peligro actual no radica en el hecho de que España sea dueña de extensas posesiones americanas, si no en que su debilidad permita que caigan en otras manos, antes de que seamos lo suficientemente fuertes para adueñarnos para arrebatárselos, parte por parte”.
Había llegado el momento de iniciar guerras de conquistas, uno de los presidentes de los Estados Unidos John Quincy Adams no ocultaba su ambición expansionista.
“La totalidad del continente norteamericano parece encontrarse destinado por la Divina Providencia para ser poblado por una sola nación, hablando un solo idioma, profesando un sistema uniforme de principio de religiones y políticos, acostumbrada a un sistema general de usos sociales y costumbres”.
El mensaje era más claro que el agua: el pueblo de los Estados Unidos, el idioma inglés, el puritanismo calvinista la libertad y la democracia al estilo Norte Americano, así como la creencia de que dios concederá la gloria eterna a quien triunfa en el ámbito económico.
Con los anteriores principios y razonamientos frente a los pueblos hispano americanos quienes el barón de Humboldt los catalogo como pueblos llenos de vicios heredados de la raza española y razas indígenas, por esto el pueblo americano sería el redentor lo cual por la buenas o por las malas se inspiraron y organizaron una campaña ofensiva en contra del México independiente.
Otro antecedente que justificaba la guerra fue el secretario de Estado “James Buchanan” quien ya como presidente de los Estados Unidos aseguro durante su mandato que tenían que cumplir con el destino que la Divina Providencia le había otorgado. La guerra era inevitable, era una exigencia suprema, todo era cuestión de un plan en el cual encontraron al Vende Patrias y vaya que los encontraron los nombres querido lector usted los pone. Esta guerra era para civilizar a los salvajes mexicanos víctima de la anarquía, la ignorancia, la indolencia del pueblo mexicano.
Dado los antecedentes anteriores cuyos iniciadores fue Thomas Jefferson conto con un informador extraordinario en 1804 cuando llego a filadelfia un viajero muy “Distinguido” Alemán Alejandro de Humboldt que le entrego el reporte completo de todas las riquezas del continente y muy especialmente de México, a Jefferson le brillaron los ojitos aumentando su codicia cuando supo de la enorme riqueza bajo el cielo de México.
El primer antecedente de emisarios enviados de Washington ocurrió inmediatamente después de la independencia de México en 1822 cuando el gobierno Norte Americano el 25 de diciembre de 1829 instruye a su embajador extraordinario y plenipotenciario Joel R. Poinsett para que se entrevistara con el ministro de relaciones exteriores Lucas Alamán, este historiador y estadista sospechando de las malas intenciones y propósitos del embajador Poinsett lo recibe en compañía de varios generales. La propuesta era la compra de Texas por 5 millones de dólares, con una gran serenidad se pone de pie el canciller mexicano flanqueado por los generales Vélez y Quintanar y extiende el brazo derecho la puerta del despacho y le dice al elegante tramposo abandone este despacho y no vuelva más a esta oficina con afanes de comprar la patria: la soberanía no se vende, informe a su gobierno que México no reconocerá otros limites que los establecidos en el tratado Onís Adams y aprobado por el congreso de su país: que le vaya muy bien señor embajador.
Siguiendo la doctrina el Destino Manifiesto y después la doctrina Monroy la suerte estaba echada, la primera victima seria Texas, por las buenas o por las malas. Lo cual condujo a la guerra.
Antes de que el embajador Poinsett abandonara la cancillería Alamán le pregunto: cree usted que los Estados Unidos podría vender su territorio sin consultar a su pueblo y a su constitución. Fue momento de gran silencio Poinsett no dijo nada.
El presidente James Polk fue el undécimo presidente de Estados Unidos, su mandato se llevó a cabo de 1845 a 1849. Durante su presidencia, Polk tenía el objetivo de expandir el territorio de Estados Unidos hacia el oeste, y una de sus principales metas era anexar a Texas.
En 1845, Texas se anexó oficialmente a Estados Unidos, lo cual provocó tensiones entre ambos países. México consideraba a Texas como parte de su territorio y nunca reconoció la independencia de la provincia en 1836. Además, México reclamaba como propia la región de Texas, que incluía vastas extensiones de tierra en lo que hoy es Nuevo México, Arizona, California, Nevada, Utah, Wyoming, Colorado y parte de Kansas y Oklahoma.
Polk envió al general Zachary Taylor a Texas con tropas estadounidenses para proteger la frontera. Sin embargo, la situación se volvió más tensa cuando Estados Unidos envió diplomáticos a México para tratar sobre la compra de los territorios disputados como ya se mencionó anteriormente. México rechazó cualquier negociación y las relaciones entre ambos países se deterioraron aún más.
En 1846, cuando México rechazó una oferta de compra estadounidense, Polk decidió tomar medidas más drásticas. Las tropas estadounidenses lideradas por el general Taylor cruzaron el río Nueces, lo que México consideró una violación a su soberanía. Esto desencadenó el inicio de la guerra.
Durante la guerra, las tropas estadounidenses bajo el mando del general Taylor tuvieron éxito en varias batallas y lograron tomar control de importantes ciudades mexicanas como Monterrey y Matamoros. Posteriormente, el general Winfield Scott lideró una invasión a través de Veracruz hacia la Ciudad de México.
El epilogo fue en 1847 cuyo final fue el ataque a la fortaleza de Chapultepec el cual se encontraba guarnecido por el batallón de San Blas al mando del coronel Felipe Santiago Xicoténcatl y un reducido contingente así como los alumnos del colegio militar a quienes se les indico que abandonaran el platel por que no estaban obligados a participar en el combate de resistencia eran niños algunos de quince años pero con un concepto del honor muy alto y con un corazón de león quienes prefirieron morir como las águilas con la frente al sol, todos cayeron bajo las balas del invasor, ninguno tenía algún disparo por la espalda, tenía su bandera ensangrentada y su fusil en la mano, estos jóvenes niños escribieron como la termófilas una historia de honor de un pueblo bravo, los nombres son: Juan Escutia, Vicente Suarez, Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez, Agustín Melgar y el teniente Juan de la Barrera.
Ejemplo de valores para la juventud actual que necesita ejemplo de grandeza como el legado de los Niños Héroes de Chapultepec, el batallón de San Blas y su propio comandante Felipe Santiago Xicoténcatl quienes prefirieron morir de pie y no vivir de rodillas, entendiendo que: México no se arrodilla ante nadie
Finalmente, en 1848, se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo, que puso fin a la guerra. Con este tratado, México cedió a Estados Unidos los territorios de California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México, Colorado y Wyoming, además de partes de Kansas, Oklahoma y Texas. A cambio, Estados Unidos pagó a México una indemnización de 15 millones de dólares y asumió las deudas mexicanas con ciudadanos estadounidenses.
La guerra y la anexión de estos territorios aumentaron significativamente el tamaño de Estados Unidos y establecieron la frontera entre ambos países como la conocemos actualmente. La historia de James Polk en México está marcada por su decisión de expandir el territorio estadounidense y consolidar el dominio de Estados Unidos en la región.
Director del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo