La lucha por el agua representa un reto y desafío para el estado y las sociedades, por la abundancia provocando inundaciones o bien por sequía como la actual. Es un elemento fundamental para la vida misma de los seres humanos que luchan por encontrar y conservar este preciado líquido lidiando contra la naturaleza para extraerlo del subsuelo, construyendo presas para almacenarla y transportarla a las poblaciones cada vez más lejanas que la demandan, las guerras en el futuro serán por el agua, los conflictos no solo se librarán contra la naturaleza, si no entre los estados para ampliar sus poderes territoriales, es el caso de diversos ríos internacionales como el Río Colorado entre México y Estados Unidos, fuente de conflictos del cual ya tenemos un Tratado.
Hoy comenzaré a analizar el fenómeno causado por la abundancia del agua en el Valle de México y sus consecuencias trágicas por inundaciones, en la época prehispánica y después en la etapa colonial en esta cuenca hidrológica endorreica.
El Valle de México está constituido por un sistema volcánico: la Sierra de Guadalupe, Santa Catarina, Peñón de los Baños, Cerro de la Estrella y Chiconautla. Diversos ríos vierten sus escurrimientos hacia el centro del Valle creando un sistema lacustre de gran belleza constituido por cinco lagos: Zumpango, Xaltocan, Texcoco, Xochimilco y Chalco, los cuales están completamente destruidos por la mano del hombre (peor imposible).
En los siglos XIV y XV la capital del poderoso imperio mexica, se asentó en el centro mismo del lago de Texcoco por razones de seguridad estratégica, los diversos ríos, lagos, canales y manantiales eran de gran belleza, cubrían las necesidades del consumo del agua agrícola, humana. La flora y fauna eran cuantiosas. A la llegada de las tropas castellanas (8 noviembre de 1519) contemplaron un espectáculo maravilloso de esta Venecia mexicana. Hernán Cortés después de vencer al último tlatoani (Cuauhtémoc), tomó la decisión de establecer la capital novohispana sobre las ruinas mismas del imperio.
Desde el campamento de los invasores en Iztapalapa contemplaban con asombro una ciudad ordenada con grandes riquezas, magnos templos, torres que parecían surgir del agua, calzadas rectas que unían la parte insular con tierra firme, huertos cultivados sobre un sistema de chinampas de producción permanente, frondosos bosques de ahuehuetes milenarios, parecía una isla encantada imaginaban escenas de la literatura que leían los castellanos como Amadís de Gaula, obras de caballerías de Garci Rodríguez de Montalvo.
El dolor de cabeza del gobierno mexica fueron las catastróficas inundaciones por el exceso de agua, como la ocurrida en 1450 cuando Nezahualcóyotl decidió dividir las aguas dulces de las saladas en el Lago de Texcoco construyendo la primera obra de ingeniería: el gran Albarradón (Azcapotzalco a Iztapalapa) con la finalidad de separar las aguas del Lago de Texcoco y evitar catástrofes, desalojar fuera de la ciudad el exceso de agua.
Durante la época colonial el gobierno español inició una serie de estudios hidrológicos para la eliminación de la abundancia del agua fuera del Valle, fueron diversas, mencionaré las más importantes, como las ocurridas en 1604-1607 que duró varios meses, en esa época se inició el proyecto de Enrico Martínez con la construcción del “Túnel de Nochistongo”, que no funcionó.
En 1622 ocurrió otra gran inundación en donde murieron más de 30 mil personas, nativos y españoles. Una de las más graves fue la ocurrida el día de San Mateo, el 21 de septiembre de 1629 hasta 1638, lluvias torrenciales provocaron la peor de las calamidades de que se tenga memoria, la ciudad quedó totalmente sepultada bajo el agua, trastocando todas la actividades económicas y sociales de la nueva capital. En aquel entonces se pensó en trasladar la sede de los poderes coloniales a una zona más segura como Coyoacán, el temor fue que se reorganizaran los vencidos, dando inicio la tarea de la desecación de los lagos y la deforestación para parecernos a tierras castellanas.
Continuará…
Internacionalista