En medio de nubarrones y tormentas que presagian tempestad dio inicio el 24 del mes en curso la 79 Asamblea General de la ONU. Los buenos propósitos quedaron atrás, actualmente contemplamos un mundo en crisis, peligroso, al borde del abismo, ocasionado por las profundas divergencias entre las potencias, algunas con sus acciones unilaterales ponen en peligro la paz y seguridad internacional ante estas nuevas guerras expansionistas y de conquista del siglo XXI.
Esta Institución recoge y hace suyo el mensaje del Secretario General de la ONU Antonio Guterres, que describe un panorama aterrador, polvorín que pone en peligro la existencia misma de los cimientos de la estructura de la ONU, y que expresó su preocupación ante este mundo confrontado lleno de incertidumbre que ha olvidado el valor del diálogo para la resolución pacífica de las controversias.
La ONU menciona las semillas de la discordia de un mundo que avanza a paso de cangrejo, por el uso y abuso de la fuerza armada unilateral que algunos estados utilizan, vulnerando el pacto consagrado en la Carta de San Francisco, y atropellan soberanías, donde la víctima es la población civil indefensa que migra para salvar su vida. La paz mundial está en peligro ante las enormes desigualdades después de la pandemia que costó a la humanidad más de 15 millones de muertos.
Un fantasma recorre el mundo: el egoísmo, la incomprensión de países poderosos que no saben qué hacer con tanta pobreza. Los 5 hombres más ricos del planeta han duplicado su riqueza y no les importa la miseria y pobreza de países del tercer mundo que sufren hambre, destrucción y tienen sed de justicia, enfermedades, insalubridad. No les queda otro camino que migrar o perecer.
La injusticia está en todas partes, especialmente en Medio Oriente donde contemplamos un cuadro trágico de venganza infinita, cuyas víctimas todos los días vemos una carnicería de niños, mujeres y ancianos, que integran este lastimoso éxodo. Desean salvar su vida. Algunos países de la comunidad internacional levantaron su voz enérgica, pidiendo un alto al fuego ante este cuadro de atrocidades. Aún hay tiempo para que detengamos este infierno dantesco.
Ucrania y Rusia no cesan en su ofensiva, una guerra sin cuartel. Ningún país tiene derecho de invadir a otro. La humanidad entera paga un precio muy alto por el número creciente de muerte y destrucción. La primera de las víctimas es la verdad.
Los aborrecibles actos perpetrados por terroristas de Hamas aquel 7 de octubre pasado merecen la más enérgica condena, esta institución ha expresado en diversas ocasiones su repudio. Tampoco es justificable el exceso de la fuerza armada en contra de la indefensa población palestina ante esta vorágine.
La Franja de Gaza se ha convertido en un infierno cuyas víctimas civiles ascienden a más de 36 mil palestinos. Esta pesadilla amenaza con extenderse en toda la región. El Líbano cuyas ciudades sufren bombardeos, este es el momento para un llamado a la negociación y la concordia para evitar que se convierta en otra Franja de Gaza.
Ha sonado la hora de la paz. México ha sido un enérgico defensor de los valores de la justicia, y la cooperación internacional desde la creación misma de la ONU en 1945 por representar los objetivos de defensa de nuestra soberanía y política exterior, así como nuestros intereses basados en el apotegma de don Benito Juárez “entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
La voz de México se hizo presente, Alicia Bárcena, canciller mexicana quien censuró firmemente la carrera armamentista, recordando la conducta de nuestra república contra el armamentismo, las invasiones a Etiopía y otros países débiles, contra el nazi-fascismo. Especialmente mencionó el Tratado de Tlatelolco contra las armas nucleares en América Latina, instrumento que ha dado enorme prestigio a nuestra patria.
Director General Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo