Durante la administración de Andrés Manuel López Obrador aparece una mayor cantidad de población en las filas de pobreza y pobreza extrema a pesar del incremento del salario mínimo.

La pandemia del Covid-19 y los conflictos geopolíticos internacionales obstaculizaron el crecimiento económico e impactaron a los mercados de insumos básicos y financieros e incidieron en la contracción del mercado laboral.

Así, aunque el gasto social en México gana participación respecto al presupuesto público total, se sitúa debajo del promedio registrado en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

En el gasto social, los mayores incrementos se registraron en los primeros años de la actual administración, pero resultó insuficiente ante el contexto del Covid-19 y no logró contrarrestar el impacto negativo en los ingresos de los hogares y en la cobertura de satisfactores. Se incrementó entonces la pobreza total y extrema, además de presentarse retrocesos en educación, salud y en bienestar económico medido a través del ingreso de las familias.

El gasto en protección social gana participación al pasar del 15.6% en 2010 al 25.1% en el 2021 mientras el gasto en salud fluctúa entre los 13 y 14 puntos porcentuales con un máximo de 14.5% en 2020. A la par, el gasto en educación desciende gradualmente, de 18.1% en 2010 al 15.7% en 2021 y la misma tendencia aparece para el gasto en vivienda y servicios de la comunidad, que pasó de 7.6% al 5.0% del 2010 al 2021.

Ahora, en el artículo 36 de la Ley de Desarrollo Social, una persona se encuentra en situación de pobreza cuando presenta alguna carencia social y no cuenta con el ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades.

Las carencias sociales son el rezago educativo, falta de acceso a servicios de salud y a la seguridad social, insuficiente calidad u espacios de vivienda y a la alimentación nutritiva y de calidad.

Datos del Consejo Nacional de Evaluación del Desarrollo (Coneval) registran que la población en situación de pobreza pasó de 41.9% en 2018 a 43.9% en 2020 mientras en el mismo periodo la población de pobreza extrema se disparó de 7 a 8.5%. A la par, disminuyó la población no pobre y no vulnerable 0.4%.

De manera simultánea, el reporte de desigualdad mundial 2022, señala que en México el decil 10, que indica el 10% de la población con mayores ingresos, concentra el 79% de la riqueza total de los hogares mientras la participación laboral femenina en el ingreso nacional se ubica en 33%, dos puntos por debajo del promedio registrado en América Latina.

Según el Coneval, 85.7 millones de personas son las que presentan al menos una carencia social mientras la población con ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos es de 66.9 millones de personas, es decir 5.1 millones más que al inicio del sexenio.

En términos generales, a pesar del incremento en los últimos años del gasto social como proporción del gasto presupuestario total, las reducciones continuas en los niveles de pobreza sufrieron un impacto negativo por la pandemia del Covid-19. Sin embargo, las cifras de la población vulnerable por carencias sociales y por ingresos muestra un retroceso desde el año 2018.

El gasto social cubre derechos sociales, con excepción del gasto en vivienda y servicios de la comunidad y, de manera simultánea, presenta rezago educativo y en servicios de salud, alimentación y vivienda.

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Rector del Colegio Jurista

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