En “Liberation Day” Trump nos convenció de que tenía de rodillas a EU y al mundo. Intimidación a medios, abogados, universidades, jueces, agencias gubernamentales y la diversidad. Deportaciones sin debido proceso. Insultos a aliados, amenazas de incorporación de Canadá, recuperación del Canal de Panamá, anexión de Groenlandia y desplazamiento forzado de gazatíes para construir un resort de lujo. Cobro de un botín de guerra en Ucrania y paz a la medida de Rusia. Aranceles a diestra y siniestra. La lista de ataques y ocurrencias era interminable y su ejecución lucía inminente e imparable.
Parece mentira entonces que la realidad sea tan distinta tan solo 45 días después. A pesar de las cortinas de humo tendidas por la administración Trump, los hechos y los datos son contundentes. Las cortes estadounidenses se han convertido en un obstáculo para la implementación de medidas ilegales, incluyendo la suspensión de deportaciones sin proceso judicial. Tras la valiente reacción de Harvard, hay cada vez más universidades y firmas de abogados peleando arbitrariedades y exhibiendo chantajes del gobierno. Algunos medios tradicionales están recuperando la capacidad de contrastar información y cuestionar al poder, incluyendo con serias acusaciones de corrupción. La popularidad de Trump es la más baja para cualquier presidente estadounidense a estas alturas de su mandato, incluso en temas como migración y economía, emblemáticos durante la campaña y sustento de su triunfo electoral.
En el ámbito internacional las cosas no parecen irle mejor. Putin sigue dando largas. La Unión Europea está haciendo finalmente la tarea y dando pasos para romper el cordón umbilical con EU en materia comercial y de defensa. Zelenskyy se plantó, descafeinó el acuerdo sobre tierras raras y ha resistido exigencias rusas de Washington, incluyendo renunciar al cargo. La incorporación de Canadá a EU ha vuelto a ser tan solo una muy mala e inaceptable broma. El acuerdo comercial con el Reino Unido es un cascarón sin contenido y no parece haber una larga lista de países en fila “rogando” por una negociación. Después de que Xi Jinping dejara “en visto” a Trump, EU dio marcha atrás con una significativa reducción de aranceles para detener la caída de la economía y evitar una inminente escasez de productos chinos indispensables. Trump se ha visto obligado a intentar resolver problemas que él mismo creó.
Los mercados han sido todavía más implacables. La economía estadounidense ya registra una contracción. Las bolsas han sufrido fuertes caídas y el dólar ha perdido terreno frente a otras monedas. Lejos de disminuir, la deuda ha aumentado y ha perdido la calificación que ostentaba desde 1917. Inflación y recesión acechan. En tan solo unos meses, Trump ha logrado arruinar una economía sana.
Para justificar la descomposición, la propaganda MAGA asegura que Trump juega “ajedrez tridimensional”, pero la realidad comienza a imponerse. Los vacíos que han dejado el miedo y la complacencia en el establishment estadounidense se están llenando por otros contrapesos, tanto internos como internacionales. ¿Serán suficientes? Los daños causados son difícilmente reversibles en el corto plazo. Además, Trump podría convertirse en un -todavía más- peligroso líder acorralado. Peor aún, aunque el destino lo alcance no necesariamente acabará con las fuerzas políticas y económicas -algunas muy obscuras- que están detrás (o delante) de él. Pero, por lo pronto, las fichas han saltado por los aires.
Diplomático de carrera por 30 años, fue embajador en ONU-Ginebra, OEA y Países Bajos. @amb_lomonaco