El derecho humano a la vivienda se encuentra establecido en el artículo 4 de la Constitución Política Mexicana, donde se menciona que toda familia tiene el derecho a disfrutar de una vivienda digna y decorosa y que la Ley determinará los instrumentos y apoyos necesarios a efecto de alcanzar tal objetivo.

Por primera vez, un Programa Nacional de Vivienda (PNV), incorpora siete elementos establecidos por ONU Habitat, los cuales contemplan: seguridad de la tenencia; disponibilidad de servicios; materiales de primera calidad; instalaciones e infraestructura; asequibilidad, habitabilidad y accesibilidad.

Del PNV deriva del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 (PND), el cual establece como puntos nodales construir un país de bienestar, impulsar el desarrollo sostenible, adecuada planeación urbana, garantizar la disponibilidad de infraestructura, servicios y equipamientos urbanos y estudios técnicos del suelo, principalmente en los estados de la República con alta actividad sísmica.

El combate a la corrupción es fundamental, ya que muchos desarrollos estatales y municipales se produjeron sin atender los requerimientos mínimos indispensables de la población, como es el desarrollo urbano y la creación de la infraestructura necesaria en áreas de salud, educación y seguridad, por carecer de un proyecto ejecutivo de ingeniería bien planeado por parte de los desarrolladores.

Sin embargo, el PNV tiene una omisión de fondo en su concepción. En la página 18, párrafo tercero, se señala que la vivienda es mucho más que un simple espacio edificado y se minimiza el papel de la ingeniería y de la arquitectura, pues menciona que sólo en algunos casos se involucra a ambas disciplinas.

Es muy evidente que la ingeniería y la arquitectura intervienen directamente en tres de las siete variables establecidas por la ONU, como son: disponibilidad de servicios, selección de materiales de primera calidad e instalaciones e infraestructura.

Por ello, es recomendable eliminar esta inadecuada mención, ya que particularmente en el tema de seguridad estructural, México tiene excelentes exponentes como el Doctor Luis Esteva Maraboto, quien ha contribuido con el desarrollo de criterios y métodos de diseño en estructuras para lograr construcciones capaces de resistir la acción de sismos intensos.

Por otra parte, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi, en México hay 35 millones, 219 mil, 141 viviendas particulares, de las cuales más del 50% han sido realizadas por autoconstrucción de sus habitantes -que lamentablemente es la más sensibles a los efectos de los sismos-, y por otra parte, el mismo censo pone el foco rojo al reconocer que faltan por construir 8.2 millones más. Ante este panorama, es muy recomendable que toda edificación, se sustente en cálculos con intervención de ingenieros y arquitectos.

Ciertamente la ingeniería y la arquitectura deben asumir un papel de mayor relevancia en el desarrollo habitacional y contribuir con el diseño de esquemas de financiamiento, de acuerdo con el tipo de construcción, para facilitar su adquisición con acceso a créditos ya que, de los 8.2 millones de vivienda faltantes, el 56.8% de los solicitantes acudirá a préstamos informales para construir su casa; el 37.8% lo solicitará al Infonavit y el 12.2% buscará el crédito privado, según cifras del Inegi.

Hago extensiva una cordial felicitación a todos los arquitectos de nuestro país por la celebración del Día del Arquitecto, el pasado 1 de octubre.

“A fuerza de construir bien, se llega a buen arquitecto”: Aristóteles.

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Presidente de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de México, A.C.
Twitter: @Ing_JJimenezA
Email: jja@jja.com.mx

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