«Si al comienzo no muestras quien eres,

nunca podrás después cuando quisieres.»

El conde Lucanor

Hace unos días el expresidente de México, Ernesto Zedillo, rompió el mutismo en el que se encontraba. De pronto dijo: “La trágica semana pasada se han sentado las bases para que México se convierta en una tiranía. Es el riesgo, pero es el riesgo que existe hoy en día.” Al referirse a la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la última reforma al Poder Judicial. Ante esa declaración desproporcionada le pregunto al señor Zedillo: ¿En verdad está en riesgo la República? ¿No la puso usted en crisis al crear el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) que hasta la actualidad todos los mexicanos seguimos pagando?, ¿no comprometió usted los recursos fiscales en más de tres billones de pesos, deuda que seguiremos cargando en los próximos 70 años?, ¿no se puso en una situación vulnerable a la nación, señor Zedillo, cuando privatizó los trenes de carga y pasajeros, desmantelando el patrimonio nacional ferroviario?, ¿fue digno de un expresidente irse a trabajar como empleado a una de las empresas ferroviarias extranjeras a las que benefició?, ¿no afectó usted, en su mandato, la autonomía del Tribunal Federal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al imponer decisiones a dicho órgano supuestamente autónomo?, ¿no prometió usted una sana distancia con el PRI, pero nombró a varios presidentes de ese partido en su gestión?, ¿ya no recuerda usted que también eliminó becas en las escuelas particulares?, ¿por qué usted, don Ernesto durante años, guardó mutismo de los asuntos del país para dedicarse de tiempo completo a dar asesorías a grandes empresas e impartir conferencias magistrales en varias partes del mundo?, ¿por qué hasta ahora le preocupa la situación del país?, ¿por qué hasta este momento, ya cuando la reforma al Poder Judicial fue aprobada por mayoría calificada en el Congreso de la Unión y por los congresos locales, rompe este sospechoso silencio?, ¿no tenía más sentido hablar cuando la propuesta fue anunciada por el actual presidente de la República en febrero de este año?

Veamos sus grandes contradicciones, señor Zedillo: el cinco de diciembre de 1994, a días de haber tomado protesta, usted, presentó su primera iniciativa de reforma constitucional para reducir el número de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al pasar de 26 a 11. A este hecho la prensa nacional lo catalogó como un golpe de Estado técnico. Su impecable argumento fue el de hacer un organismo “más calificado”. ¿Ya olvidó usted que se cambiaron 20 artículos de la Constitución General de la República?, ¿ya olvidó usted que materialmente cesó a 26 ministros y a partir de entonces la duración de los mismos es de 15 años, y luego son jubilados con cantidades millonarias de por vida, empezando desde luego con los ministros nombrados en su gestión?

¿No soslaya usted el hecho de qué en ese momento se pensó que el verdadero propósito y objetivo de la reforma implementada era quitar a los nombrados por los presidentes Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari?, ¿no recuerda usted que para algunos esta modificación a la Constitución se trató de un golpe de Estado que fue avalado por el PRIAN, término que fue acuñado precisamente en su periodo?

Ahora, usted Ernesto Zedillo parece cuidar su imagen personal para cotizar mejor sus conferencias. Podría seguir, pero el día de hoy, al igual que usted “no tengo cash.”

Hubiera sido más digno mantenerse en el silencio…

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