La máxima categoría, como cualquier otro deporte de conjunto, requiere que cada recurso y elemento entreguen el máximo rendimiento, el 110 por ciento si es posible, para llegar a los objetivos trazados cada temporada.

Sin embargo, la quizá un poco más que en otro deporte, requiere del talento de un líder con talentos no sólo deportivos, sino también sobre ingeniería así como de gestión operativa y comercial.

Un jefe de equipo en Fórmula 1 no sólo tiene que saber de “fierros”, sino también administrar las cualidades de sus pilotos, ingenieros, mecánicos y miembros de cada área y también negociar contratos, revisar proveedores, además de manejar a la prensa, entre otras muchas cosas.

En la serie Lucky (Disneyplus) es muy interesante ver cómo cuenta de propia voz el mítico Bernie Ecclestone, ex mandamás de la F1, el ascenso y caída de diferentes jefes de equipo, pasando por Colin Chapman (Lotus), Frank Williams (Williams) hasta Ron Dennis (McLaren) o Flavio Briatore (entonces en Renault), entre otros, en donde muchos de ellos llegaron a la cúspide y se fueron desvaneciendo entre escándalos y bancarrota.

Y es que si existen leyendas como Ayrton Senna, Michael Schumacher, Lewis Hamilton, o hasta Max Verstappen, es porque un jefe de equipo los puso ahí para darles todo (motor, auto y recursos humanos) para ser campeones, tal como lo hicieron en su momento figuras como Jean Todt (Ferrari), Toto Wolff (Mercedes) o Christian Horner (quien impensablemente se fue de Red Bull después de 20 años).

En algunos casos estos jefes de equipo brillaron de la mano de presidentes visionarios como Luca Di Montezemolo en la casa italiana o el fallecido Dietrich Mateschitz, dueño de la famosa bebida energética.

También está el otro lado de la moneda, con personajes que no logran consolidarse o equipos que han carecido de directivos capaces. Hoy por ejemplo, el rumor de que Ferrari busca hacerse de los servicios de Christian Horner para reemplazar al francés Frédéric Vasseur, luego de una gris temporada, está corriendo como pólvora. Equipos como Sauber, Williams o Haas han venido creciendo de la mano de jefes como Jonathan Wheatley, James Vowles o Ayao Komatsu, respectivamente.

Pero no hay éxito sin sobresaltos. McLaren, por ejemplo, hoy brilla de la mano de su CEO, el inglés Zak Brown, quien acertó poniendo a Andrea Stella como jefe de equipo. Sin embargo, Brown se encuentra en medio de un juicio contra el piloto español Alex Palou por incumplimiento de contrato.

Así que la guillotina no sólo pende sobre la cabeza de los pilotos, sino también de los jefes de equipo, en donde muchas veces no importa cuán exitosos hayan sido, sino cuánto lo pueden ser al día de hoy.

@jorgedialogante

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